Salmo 32:1-11
Hoy en
nuestro grupo de oración estuvimos meditando en el Salmo 32 al estilo de
Calvary Chapel San Diego en Español, línea sobre línea: y pudimos encontrar
hermosas verdades y maravillosas promesas de parte de Dios para quienes por fe
en Cristo se nos ha dado la potestad de ser hechos hijos de Dios.
Leámoslo y meditemos
en lo que este hermoso salmo tiene que decirnos.
1 Dichoso aquél cuyo pecado es perdonado, y cuya maldad queda absuelta. 2 Dichoso aquel a quien
el Señor ya no acusa de impiedad, y en el que no hay engaño.
Que
grandioso es saberse perdonado por Dios. Noten que no dije que grandioso es
sentirse perdonado por Dios sino saberse perdonado por Dios. Quienes nos hemos
arrepentido de nuestro pecado y hemos creído en el nombre de Jesús, hemos sido
como dice David en este salmo, perdonados y hemos sido absueltos de nuestra
maldad. Nuestro Señor cuando se le apareció a Pablo en el camino a Damasco le
dijo:
Hecho
26:17-18
17 Yo te libraré de tu pueblo y de los no judíos, y quiero que vayas a
ellos 18 para que les abras los ojos y se conviertan de las tinieblas a la luz,
y del poder de Satanás al poder de Dios; para que, por la fe en mí, reciban el
perdón de sus pecados y la herencia de los que han sido santificados.”
Por lo tanto,
podemos estar dichosos de que nuestro pecado ha sido perdonado; hemos sido
absueltos de nuestra maldad: el Señor ya no tiene ninguna acusación en nuestra
contra, y aunque aún nos somos perfectos, estamos siendo santificados y
perfeccionados por el poder del Espíritu Santo de Dios día a día, hasta que un día
lleguemos a ser como Él es.
Dios nos
promete a través de Su Palabra en:
1
Juan 1:9
9 Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar
nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad.
Que gran
contraste es esto con lo que pasa cuando decidimos no confesar nuestros
pecados delante de Dios y decidimos que nos vamos a quedar callados y vamos a
tratar de lidiar con la culpa y el peso de las consecuencias de nuestro pecado
con nuestras propias fuerzas. Noten lo que dice David que le pasó mientras se quedó
callado sin confesar su pecado delante de Dios.
3 Mientras callé, mis huesos envejecieron, pues todo el día me quejaba. 4 De día y de noche me
hiciste padecer; mi lozanía se volvió aridez de verano.
Porque
ahora somos hijos de Dios, él no nos puede dejar que vivamos como si nada
cuando hemos pecado contra él o contra alguien. Dios nos ama demasiado como
para dejarnos como estamos. Como a hijos Él nos corrige y nos disciplina porque
quiere que podamos disfrutar de toda la plenitud de la vida cristiana y eso no
lo podemos hacer mientras nos encontramos en pecado.
Hebreos
12:6
6 porque el Señor disciplina al que ama, y azota a todo el que recibe
como hijo.»
Proverbios
3:11-12
11 Hijo mío, no desdeñes la corrección del Señor; no te sientas mal cuando
te reprenda. 12 El Señor corrige. al que ama como lo hace el padre con su hijo amado.
Por eso
David estaba pasando por lo que estaba pasando. Era la disciplina de un padre
amoroso que quiere lo mejor para su hijo amado. Y por eso somos llamados a
soportar la disciplina de Dios en nuestras vidas porque es esa disciplina junto
con el amor de Dios es lo que nos confirma que somos sus hijos.
Hebreos
12:7-8
7 Si ustedes soportan la
disciplina, Dios los trata como a hijos. ¿Acaso hay algún hijo a quien su padre
no discipline? 8 Pero si a ustedes se les deja sin la disciplina que todo el mundo
recibe, entonces ya no son hijos legítimos, sino ilegítimos.
Seguimos leyendo
en el Salmo 32:5
5 Te confesé mi pecado; no oculté mi maldad. Me dije: «Confesaré al Señor
mi rebeldía», y tú perdonaste la maldad de mi pecado.
No nos
sirve de nada tratar de cubrir nuestro pecado. Solo tenemos que ver lo que
sucedió con Adán y Eva después de que desobedecieron a Dios. En lugar de correr
a Dios y pedir perdón por su pecado optaron por tratar de esconderse de Dios, ¿y
que fue lo que lograron con hacer esto? A menudo me pregunto, ¿qué hubiera
pasado si Adán en lugar de culpar a la mujer simplemente se hubiera arrepentido
y pedido perdón a Dios?
Nos
conviene más confesar nuestro pecado y recibir el perdón y la misericordia de
Dios. Quedar libres de toda culpa y gozar de la comunión con Dios y los unos
con los otros.
Proverbios
28:13
13 El que encubre sus pecados no prospera; el que los confiesa y se aparta
de ellos alcanza la misericordia divina.
1
Juan 1:5-10
5 Éste es el mensaje que hemos oído de él, y que les anunciamos a
ustedes: Dios es luz, y en él no hay tiniebla alguna. 6 Si decimos que
tenemos comunión con él, y vivimos en tinieblas, estamos mintiendo y no
practicamos la verdad. 7 Pero si vivimos en la luz, así como él está en
la luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesús, su Hijo, nos
limpia de todo pecado. 8 Si decimos que no tenemos pecado, nos
engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. 9 Si confesamos nuestros
pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda
maldad. 10 Si decimos que no hemos pecado, lo hacemos a él mentiroso, y su palabra
no está en nosotros.
Las
bendiciones de Dios están disponibles para quienes se acercan a Él con un
corazón contrito y humillado. El nos dice en el Salmo 51 que Él no rechazará a quienes se acerca a Él con esa actitud
y lejos de recibir la condenación que nuestro pecado y rebelión merecen,
recibimos consuelo, sanidad espiritual y dirección para nuestras vidas.
6 Por eso, todos tus fieles orarán a ti mientras puedas ser hallado. Aunque
sufran una gran inundación, las aguas no los alcanzarán. 7 ¡Tú eres mi refugio! ¡Tú
me libras de la angustia! ¡Tú me rodeas con cánticos de libertad!
Esto es lo
que nos promete El señor si venimos a Él tal cual somos a buscar su perdón y
buscar reconciliarnos con Él por medio de Jesucristo. Él promete que estará con
nosotros en las inundaciones por las que a menudo tendremos que pasar en esta
vida; Él será nuestro refugio, nuestra protección, nuestra fortaleza que nos
librara de la angustia, y nos dará cantos de libertad que levantaremos a Él en
forma de alabanza y servirán de testimonio para quienes los escuchen.
8 «Yo te voy a hacer que entiendas. Voy a enseñarte el camino que debes
seguir, y no voy a quitarte los ojos de encima. 9 No seas como los
caballos ni como las mulas, que no quieren obedecer, y que hay que sujetarlos
con la brida y el freno, pues de lo contrario no se acercan a su amo.»
Cuando finalmente
venimos al Señor Él nos ayuda a entender Su corazón y Su voluntad para nuestras
vidas. Él nos enseña los caminos rectos y buenos por los que Él quiere que
caminemos, y nos brinda Su constante cuidado. Y luego Dios hace un esfuerzo
extraordinario y condesciende a nosotros y como que nos ruega que no seamos
tercos y obstinados como lo son los caballos y las mulas. Nos llama a que
seamos obedientes a sus preceptos y mandamientos y busquemos estar siempre
cerca de Él. Que maravilloso es nuestro Padre Celestial hacia nosotros ¿No es
cierto?
El versículo
10 de Salmo da una exhortación más a quienes aún no han decidido venir a Dios para
recibir Su perdón y misericordia, y otra promesa para quienes hemos llegado a
poner toda nuestra confianza en Él.
10 Al malvado le esperan muchas aflicciones, pero la misericordia del
Señor acompaña a todos los que confían en él.
El último versículo
es otro llamado a quienes hemos sido justificados delante de Dios por la Sangre
de Cristo a alegrarnos, a regocijarnos y a cantar cantos de alegría por lo que
Dios ha hecho por nosotros y en nosotros.
11 Ustedes, los hombres justos, ¡alégrense y regocíjense en el Señor! Y
ustedes, los de recto corazón, ¡canten todos llenos de alegría!
¿Y tú, ya
decidiste venir a Él, confesar tu pecado y recibir su perdón y misericordia? ¡Si
así es felicidades!
Si no es así,
¿Qué te está deteniendo? Dios te ama, y quiere perdonarte y quiere darte una
vida libre de culpa y un futuro con Él en el cielo. ¿Por qué no acercarte a Él
hoy? Usando las Palabras de Apóstol Pablo yo te digo a ti hoy:
2
Corintios 6:2
2 Porque Él dice: «En el momento oportuno te escuché; en el día de
salvación te ayudé». Y éste es el momento oportuno; éste es el día de
salvación.
Habla con
Él horita mismo, pídele perdón, recibe Su misericordia, Él te hará una criatura
nueva porque todo el que invoque el
nombre del Señor será salvo. (Romanos 10:13)
¡Bendiciones
y hasta la próxima!
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