viernes, 22 de diciembre de 2017

La Razón Por La Navidad

Por Carlos Alvarado

Otra vez llegamos a la temporada del año en el que el mundo entero de una manera u otra se ve movido, aunque por diferentes razones y de diferentes modos a recordar el nacimiento de Jesucristo.

Es asombroso ver como gente en todo el mundo, de diferentes pueblos, diferentes trasfondos religiosos, sociales, políticos, económicos y hasta filosóficos, que han tenido diferencias irreconciliables de repente encuentran la manera de hacer las paces, aunque sea durante un par de días mientras el mundo entero recuerda el nacimiento del Hijo de Dios.

Y no es para menos. Su nacimiento fue el evento a través del cual El Dios del Universo, El Dios creador de cielos y tierra, El Dios de Abrahán, Isaac y Jacob estaba extendiendo Su gracia y buena voluntad hacia la humanidad.

El nacimiento de Cristo fue el cumplimiento de una serie de profecías y promesas de parte de Dios, acerca de Su Primera Venida. Profecías y promesas que Dios el Padre había dado desde que el hombre lo desobedeció y cayó en el pecado.

Las profecías que dadas por Dios en el Antiguo Testamento eran una demostración de la fidelidad de Dios a Su promesa de salvación, y una confirmación de la Autoridad Divina de Jesucristo.

Todo comienza en el huerto del Edén después de que la serpiente que es el diablo (Apocalipsis 20:2) es maldecida por Dios y pronuncia la primera profecía acerca de la venida de aquel que podría herirla de muerte y acabar con sus obras de maldad.

Génesis 3:14-15 (RVC)
14 Dios el Señor dijo entonces a la serpiente: «Por esto que has hecho, ¡maldita seas entre todas las bestias y entre todos los animales del campo! ¡Te arrastrarás sobre tu vientre, y polvo comerás todos los días de tu vida! 15 Yo pondré enemistad entre la mujer y tú, y entre su descendencia y tu descendencia; ella te herirá en la cabeza, y tú la herirás en el talón

El Nuevo Testamento nos da el recuento del cumplimiento de esta y otras profecías que prueban la fidelidad de Dios a Su pueblo y el amor de Dios hacia la humanidad al enviar a Su Hijo Unigénito para que todo aquel que en Él crea no muera más tenga vida eterna. (Juan 3:16)

Profecías Acerca del Nacimiento de Cristo

En el Evangelio Según Mateo se nos habla acerca del cumplimiento de algunas de las profecías que hablan acerca del nacimiento de Cristo.

Mateo 1:23 (RVC)
23 «Una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Emanuel, que significa: “Dios está con nosotros.”»


Unos 750 años antes Dios había profetizado por medio de Isaías...

Isaías 7:14 (RVC)
14 Pues ahora el Señor mismo les dará una señal: La joven concebirá, y dará a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emanuel. 

El nombre Emanuel quiere decir Dios con nosotros, Dios está diciendo a través de Isaías que él Bebe que nacería de una virgen sería Dios mismo. Y esto no solamente se demuestra en este nombre que se le da a Jesús sino en el nombre Jesús también. 

Mateo 1:21 (RVC)
21 María tendrá un hijo, a quien pondrás por nombre JESÚS, (Ya-Shua) porque él salvará a su pueblo de sus pecados.»

El nombre de Jesús en el hebreo es Ya-Shua. Ya, es el nombre de Dios y Shua quiere decir salva o es salvación. La Biblia claramente nos dice que Dios, Ya, o Yahveh, es el único que puede perdonar pecados y salvar...

Éxodo 34:6 (RVC)
6 Luego el Señor pasó delante de Moisés, y proclamó: «¡EL SEÑOR! ¡EL SEÑOR! ¡Dios misericordioso y clemente! ¡Lento para la ira, y grande en misericordia y verdad!

Isaías 43:11(RVC)
11 »Sólo yo soy el Señor, y fuera de mí no hay quien salve.

Isaías 43:25 (RVC)
25 »Yo, y nadie más, soy el que borra tus rebeliones, porque así soy yo, y no volveré a acordarme de tus pecados.

Podemos concluir entonces basados en estas profecías, y en el hecho de que Jesús salvaría a su pueblo y la humanidad de sus pecados, que Jesús es Dios.  

De igual manera Jesús vendría a cumplir una promesa que Dios había hecho a su pueblo Israel cuando les dijo que alguien del linaje de David estaría sobre el trono de Israel para siempre.

El evangelista Lucas nos habla acerca del cumplimiento de esta promesa a Israel en:    

Lucas 1:31-32 (RVC)
31 Vas a quedar encinta, y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre JESÚS. 32 Éste será un gran hombre, y lo llamarán Hijo del Altísimo. Dios, el Señor, le dará el trono de David, su padre,

Isaías 9:6-7 (RVC) 
6 Porque un niño nos ha nacido, ¡un hijo nos ha sido concedido! Sobre sus hombros llevará el principado, y su nombre será «Consejero admirable», «Dios fuerte», «Padre Eterno» y «Príncipe de paz». 7 La extensión de su imperio y la paz en él no tendrán límite. Reinará sobre el trono de David y sobre su reino, y lo afirmará y confirmará en la justicia y el derecho, desde ahora y para siempre. Esto lo hará el celo del Señor de los ejércitos.

Y además de todo lo que ya hemos visto, Dios profetizó hasta el lugar en donde El Cristo habría de nacer… 

Mateo 2:6-7 (RVC)
6 »“Y tú, Belén, de la tierra de Judá, no eres la más pequeña entre los príncipes de Judá; porque de ti saldrá un guía que apacentará a mi pueblo Israel.”» 

Esto lo encontramos en las profecías de Miqueas que profetizó entre los años de 752 y 701 A. de C.

Miqueas 5:2 (RVC)
2 Tú, Belén Efrata, eres pequeña para estar entre las familias de Judá; pero de ti me saldrá el que será Señor en Israel. Sus orígenes se remontan al principio mismo, a los días de la eternidad.

Además de las profecías acerca de su nacimiento, tenemos profecías acerca de Su ministerio.

Profecías Acerca del Ministerio de Jesucristo
El mismo Señor Jesús nos dice que una de las cosas que había venido a hacer fue el traer buenas nuevas.  

Lucas 4:17-19 (RVC)
17 Se le dio el libro del profeta Isaías, (A Jesús) y al abrirlo encontró el texto que dice: 18 «El Espíritu del Señor está sobre mí. Me ha ungido para proclamar buenas noticias a los pobres; me ha enviado a proclamar libertad a los cautivos, a dar vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos 19 y a proclamar el año de la buena voluntad del Señor 

Isaías 61:1-2 (RVC)
1 El espíritu de Dios el Señor está sobre mí. Sí, el Señor me ha ungido; me ha enviado a proclamar buenas noticias a los afligidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a anunciar libertad a los cautivos, y liberación a los prisioneros; 2 a proclamar el año de la buena voluntad del Señor, y el día de la venganza de nuestro Dios; a consolar a todos los que están tristes;

Otro de Sus ministerios fue el traer luz a un mundo que estaba perdido en las tinieblas. Él mismo dijo «Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.» (Juan 8:12)

Mateo 4:13-16 (RVC)
13 pero se retiró de Nazaret y se estableció en Cafarnaún, ciudad marítima en la región de Zabulón y de Neftalí, 14 para que se cumpliera lo dicho por el profeta Isaías: 15 «Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí, Camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles; 16 El pueblo asentado en tinieblas vio gran luz; a los que vivían en región de sombra de muerte, les resplandeció la luz.»

Isaías 9:1-2 (RVC)
1 Pero no siempre habrá oscuridad para la que ahora está angustiada. En los primeros tiempos las regiones de Zabulón y Neftalí fueron afligidas, pero en los últimos tiempos se llenará de gloria el camino del mar, al otro lado del Jordán, en Galilea de los gentiles. 2 El pueblo que andaba en tinieblas vio una gran luz; sí, la luz resplandeció para los que vivían en un país de sombras de muerte.

A la luz de todo esto podemos ver claramente, la razón por la que gente en todo el mundo, de diferentes pueblos, diferentes trasfondos religiosos, sociales, políticos, económicos y hasta filosóficos, que han tenido diferencias irreconciliables de repente encuentran la manera de hacer las paces, aunque sea durante un par de días mientras el mundo entero recuerda el nacimiento del Hijo de Dios.

Es mi oración que al celebrar una vez más que hace aproximadamente 2017 años nació el Salvador del mundo, Su nacimiento ya se haya llevado a cabo en los corazones de todas las personas que lean esta pequeña meditación acerca de La Navidad.

Y si este no fuera el caso contigo, que la estás leyendo ahora, detente, arrepiéntete de tus pecados y cree en las buenas nuevas del Evangelio. Jesucristo vino para salvarte a ti, de tus pecados. 

Lucas 2:1-14 Nacimiento de Jesús
1 Por esos días, Augusto César promulgó un edicto en el que ordenaba levantar un censo de todo el mundo. 2 Este primer censo se llevó a cabo cuando Quirino era gobernador de Siria, 3 por lo que todos debían ir a su propio pueblo para inscribirse. 4 Como José era descendiente de David y vivía en Nazaret, que era una ciudad de Galilea, tuvo que ir a Belén, la ciudad de David, que estaba en Judea, 5 para inscribirse junto con María, que estaba desposada con él y se hallaba encinta. 6 Y mientras ellos se encontraban allí, se cumplió el tiempo de que ella diera a luz, 7 y allí tuvo a su hijo primogénito; y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en ese albergue.

Los ángeles y los pastores
8 En esa misma región había pastores que pasaban la noche en el campo cuidando a sus rebaños. 9 Allí un ángel del Señor se les apareció, y el resplandor de la gloria del Señor los envolvió. Ellos se llenaron de temor, 10 pero el ángel les dijo: «No teman, que les traigo una buena noticia, que será para todo el pueblo motivo de mucha alegría. 11 Hoy, en la ciudad de David, les ha nacido un Salvador, que es Cristo el Señor. 12 Esto les servirá de señal: Hallarán al niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.» 13 En ese momento apareció, junto con el ángel, una multitud de las huestes celestiales, que alababan a Dios y decían:
14 «¡Gloria a Dios en las alturas! ¡Paz en la tierra
a todos los que gozan de su favor!»

Bendiciones y hasta la próxima.

miércoles, 6 de diciembre de 2017

La Paciencia en la Oración

Por Carlos Alvarado

Existe un aspecto muy importante de la oración que muchos cristianos tienen problemas para aceptar y/o practicar y esto es esperar en Dios o la paciencia.

Esperar en Dios significa que estamos preparados para pacientemente anticipar que recibiremos contestación y dirección de Dios en el tiempo que Él determine. El esperar en Dios puede llevarnos a un estado en el que tenemos la expectativa y confianza en Dios y en el cual llegamos a la realización de la falta de fiabilidad en nuestro propio juicio.

El esperar en Dios es algo que claramente es enseñado y mandado al pueblo de Dios a través de las escrituras.

Salmos 27:14 (RVC)
14 ¡Espera en el Señor! ¡Infunde a tu corazón ánimo y aliento! ¡Sí, espera en el Señor!

Salmos 37:7; 34 (RVC)
7 Guarda silencio ante el Señor, y espera en él; no te alteres por los que prosperan en su camino, ni por los que practican la maldad. 34 Tú espera en el Señor, y sigue su camino, y él te exaltará, y heredarás la tierra; y cuando los pecadores sean destruidos, tú estarás allí para verlo.

Salmos 123:2 (RVC)
2 Nuestros ojos están puestos en ti, Señor y Dios nuestro, como los ojos de los siervos y las siervas que miran atentos a sus amos y sus amas; ¡esperamos que nos muestres tu bondad!

Entonces el esperar en Dios tiene sus beneficios. Cuando ponemos nuestra esperanza en Dios podemos estar seguros que algo bueno va pasar. ¿Y a propósito se han dado cuenta de que la palabra espera se encuentra en las primeras tres sílabas de la palabra esperanza?

Esperar en Dios no es esperar en el sentido en el que los incrédulos esperan algo, o sea, vamos a ver si esto pasa; esperar en Dios nos da la certeza de que lo que estamos pidiendo va a pasar, solo tenemos que esperar que Él (Dios) determine cuando sea el tiempo apropiado, correcto, exacto para que pase. Pero es seguro que va a pasar.

Esta espera en Dios que a menudo resulta difícil de practicar es algo muy provechoso para nosotros como cristianos porque es durante esta espera en Dios, que Él desarrolla en nosotros uno de los atributos que más necesitamos en esta tierra que es la paciencia.

También en el Nuevo Testamento somos llamados a desarrollar la paciencia que necesitaremos para esperar confiadamente que Dios cumpla Su promesa de vida eterna a quienes han creído en Su Hijo Jesucristo.

Hebreos 10:35-36 (RVC)
35 Por lo tanto, no pierdan la confianza, que lleva consigo una gran recompensa. 36 Lo que ustedes necesitan es tener paciencia; para que, una vez que hayan hecho la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido darnos.

Santiago 5:7-8 (RVC)
7 Pero ustedes, hermanos, tengan paciencia hasta la venida del Señor. Fíjense en el labrador, cómo espera el preciado fruto de la tierra, y cómo aguarda con paciencia a que lleguen las lluvias tempranas y tardías. 8 También ustedes, tengan paciencia y manténganse firmes, que ya está cerca la venida del Señor.

Aquí Santiago nos exhorta a que, así como el labrador siembra la semilla en la tierra y luego espera pacientemente que surja el fruto producido por esa semilla así debemos mantenernos firmes en esperar el cumplimiento de la promesa de Dios.

2 Pedro 1:5-7 (RVC)
5 Por eso, ustedes deben esforzarse por añadir virtud a su fe, conocimiento a la virtud, 6 dominio propio al conocimiento; paciencia al dominio propio, piedad a la paciencia, 7 afecto fraternal a la piedad, y amor al afecto fraternal.

Pedro nos exhorta a que agreguemos el elemento de la paciencia a nuestra fe porque la fe consiste precisamente en esperar a, y en Dios para todo; viendo Su respuesta como algo seguro aun cuando todavía no la vemos…

Hebreos 11:1 (RVC)
1 Ahora bien, tener fe es estar seguro de lo que se espera; es estar convencido de lo que no se ve.

Por Último, Pablo nos recuerda a través de su carta a los Romanos que cuando nuestra paciencia y esperanza están puestas en Dios, no seremos defraudados, o avergonzados dice la Versión Reina Valera 1960.

Romanos 5:3-5 (RVC)
3 Y no sólo esto, sino que también nos regocijamos en los sufrimientos, porque sabemos que los sufrimientos producen resistencia (La palabra griega usada aquí también puede ser traducida paciencia), 4 la resistencia (Paciencia) produce un carácter aprobado, y el carácter aprobado produce esperanza. 5 Y esta esperanza no nos defrauda, porque Dios ha derramado su amor en nuestro corazón por el Espíritu Santo que nos ha dado.

Por lo tanto, nunca debemos dudar o desesperarnos mientras esperamos en Dios. Debemos esperar creyendo que lo que Él nos ha prometido se llevará a cabo y que lo que le hemos pedido en oración según Su voluntad nos será dado porque Él así lo ha prometido.

Salmo 42:5 y 11 (RVC)
5 ¿Por qué te desanimas, alma mía? ¿Por qué te inquietas dentro de mí? Espera en Dios, porque aún debo alabarlo. ¡Él es mi Dios! ¡Él es mi salvador!

Que Dios les bendiga y hasta la próxima.

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