jueves, 30 de diciembre de 2010

Si Oyes Hoy Su Voz

Hoy en una de mis lecturas Bíblicas me tocó leer el capitulo 65 de Isaías. Que bárbaro, no cabe duda que la forma en la que el pueblo de Israel trató a Dios en aquellos tiempos es muy similar a como el hombre lo esta tratando en los nuestros. Le doy gracias Dios que por Su Espíritu inspiró a Pablo a escribir que muchas de las cosas que se escribieron acerca de los Israelitas fueron “escritas para amonestarnos a nosotros,  a quienes han alcanzado los fines de los siglos.”  (1Corintios 10:11) 

Les exhorto a que se den el tiempo de leer este capitulo hoy y vean el contraste tan grande que hay entre lo que sucederá a los que se rebelan contra Dios y los que le han recibido. Si ya le recibieron, gócense en ese glorioso futuro que tenemos en y con El. Si no lo han hecho mediten en lo que leen y piensen que “He aquí ahora el tiempo aceptable;  he aquí ahora el día de salvación.” (2Corintios 6:2) y si oyes hoy su voz no endurezcas tu corazón (Hebreos 3:15) ven a Él.  

Dios les dijo a los hijos de Israel en el desierto,

“A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros,  que os he puesto delante la vida y la muerte,  la bendición y la maldición;  escoge,  pues,  la vida,”… (Deuteronomio 30:19)  Y tu, ¿Qué escoges el día de hoy? 

Dios los bendiga.

jueves, 23 de diciembre de 2010

Recibiendo el Don de la Gracia

        "Recibir el don de la gracia involucra recibir también un nuevo corazón. Nuevos deseos. Nuevos anhelos. Por primera vez, queremos a Dios. Vemos nuestra necesidad de El, y le amamos a El. Lo buscamos, y lo encontramos, y descubrimos que de hecho, El es el gran galardón de nuestra salvación. Nos damos cuenta de que fuimos salvados no solamente para que nuestros pecados fueran perdonados o para estar seguros de una eternidad en el cielo, sino que hemos sido salvados para que podamos conocer a Dios. Para añorarlo, Lo deseamos tanto que estamos dispuestos a abandonar todo con tal de vivir la experiencia de tenerlo a El en nuestra vida. Esta es la única respuesta apropiada a la revelación de Dios en el evangelio."

       " Esta es la razón por la que hombres y mujeres alrededor del mundo arriesgan sus vidas por conocer más acerca de El. Por eso debemos evitar las caricaturas baratas del Cristianismo que no exaltan la revelación de Dios en Su Palabra. Por eso es que usted y yo no nos podemos conformar con nada menos que un evangelio que este centrado en Dios, que exalte a Cristo, y que nos lleve a negarnos a nosotros mismos. "

Pasaje del libro "Radical" de David Platt. 

lunes, 20 de diciembre de 2010

Mensaje de Navidad 2010

ÉL Hijo de Dios Nació

Por Carlos Alvarado

Este es  el tiempo más maravilloso del año. Hay luces adornando los negocios y las casas. Arbolitos de navidad son comprados, decorados y debajo de ellos son puestos regalos muy bien envueltos y adornados para aquellos que son nuestros seres mas queridos. Hay un ambiente de fiesta. Se siente un ambiente de paz,  amor y unidad.

Los niños y los que son niños de corazón tienen la expectativa de recibir ese juguete o juguetes especiales que le han pedido a Santa o a Papá según sea el caso en tu casa. Si eres padre de familia o abuelito, ya estas anticipando el ver la expresión en el rostro de tu hijo o nieto cuando descuidadamente y sin mucha reverencia rompa la envoltura del regalo que acaba de recibir para descubrir que ha recibido exactamente lo que quería y hasta en el color que lo quería.

Nos encanta este tiempo del año. Y aun cuando todo esto que he mencionado no tiene nada de malo y nos trae mucha felicidad, nunca debemos olvidarnos de la verdadera razón por la que en todo el mundo, se celebra esto que llamamos Navidad.  

Por que la verdadera razón para esta celebración es que hubo un día en la historia en el que la promesa de Dios se cumplió y el hijo de Dios Nació a este mundo.

740 años antes de que sucediera el profeta Isaías escribió en Isaías 7:14 14 “Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel.” Mateo nos dice que este nombre traducido es “Dios con nosotros.”

El mismo Isaías en el capitulo 9 y el versículo 6 no dice 6 “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.” Esta es la verdadera razón por la que se celebra la navidad. Por que este niño nos nació y este hijo nos fue dado.

El evangelista Lucas describe esa primera navidad en Lucas 2:1-20 de la siguiente manera:

1 Aconteció en aquellos días, que se promulgó un edicto de parte de Augusto César, que todo el mundo fuese empadronado. 2 Este primer censo se hizo siendo Cirenio gobernador de Siria. 3 E iban todos para ser empadronados, cada uno a su ciudad. 4 Y José subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por cuanto era de la casa y familia de David; 5 para ser empadronado con María su mujer, desposada con él, la cual estaba encinta. 6 Y aconteció que estando ellos allí, se cumplieron los días de su alumbramiento. 7 Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón. 8 Había pastores en la misma región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño. 9 Y he aquí, se les presentó un ángel del Señor, y la gloria del Señor los rodeó de resplandor; y tuvieron gran temor. 10 Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: 11 que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor. 12 Esto os servirá de señal: Hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre. 13 Y repentinamente apareció con el ángel una multitud de las huestes celestiales, que alababan a Dios, y decían: 14 ¡Gloria a Dios en las alturas, Y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres! 15 Sucedió que cuando los ángeles se fueron de ellos al cielo, los pastores se dijeron unos a otros: Pasemos, pues, hasta Belén, y veamos esto que ha sucedido, y que el Señor nos ha manifestado. 16 Vinieron, pues, apresuradamente, y hallaron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. 17 Y al verlo, dieron a conocer lo que se les había dicho acerca del niño. 18 Y todos los que oyeron, se maravillaron de lo que los pastores les decían. 19 Pero María guardaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón. 20 Y volvieron los pastores glorificando y alabando a Dios por todas las cosas que habían oído y visto, como se les había dicho.

Todos los que somos cristianos sabemos que la verdadera razón por la que se celebran estas fiestas navideñas es por que Él, Jesús, nació.

Y aunque el mundo intente por todos los medios de cambiar el concepto de lo que en realidad es la Navidad, y quiera convertirla en algo completamente secular y vacía de todo significado espiritual, nosotros sabemos que mientras haya gente en este mundo, que sepa que por que Él nació y ellos lo han recibido como su Señor y Salvador, sus pecados les han sido perdonados, y ellos por esta razón son salvos de ser condenados por ese pecado, la Navidad siempre va a tratarse completamente de Jesucristo y de la obra que Él vino a llevar acabo aquí en la tierra; Y el mundo puede llamarlo lo que quiera pero nosotros sabemos que es la celebración del nacimiento del unigénito Hijo de Dios. Que vino a este mundo a buscar y salvar lo que se había perdido.

Quizás no fue en una noche fría de Diciembre, pero Él Nació. Quizás no haya sido exactamente en la forma en la que se nos presenta en las tarjetas de Navidad que recibimos, (en un ambiente muy limpio y sanitario, el burrito y la vaca portándose muy bien mirando hacia el pesebre en donde se encontraba el niño Jesús acostado) pero, Él nació.

Nació para restaurar la relación que había sido rota por el pecado cuando la humanidad, que es la creación mas preciada de Dios se rebeló contra El y lo desobedeció. 

Dios que es omnisciente, sabiendo que esto iba a pasar ya había determinado, que la única manera en la que se podría restaurar esta relación rota por el pecado, era que Dios mismo en la Persona de Su Hijo viniera a la tierra en forma de hombre para pagar por los pecados de la humanidad.

Que manera de mostrar Su amor por la humanidad, ¿no creen? Lo que tenemos aquí es al ofendido, Dios, ofreciendo perdón, reconciliación y paz al ofensor, por medio de Su Hijo Unigénito. ¿Te das cuenta del don o regalo tan grande que Dios no ha dado en Su Hijo Jesús?

Pablo les escribe a los cristianos Romanos en Romanos 5:1-2 1 Justificados,  pues,  por la fe,  tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; 2 por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes,  y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios.

En Romanos 6:23 Pablo escribe: 23 Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva (el regalo) de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.


De nuevo en Romanos 8:32 Pablo escribe 32 “El que no escatimó ni a su propio Hijo,  sino que lo entregó por todos nosotros,  ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?” Esta es la razón por la que los ángeles en aquella noche podían decir a los pastores: “No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor. Esto os servirá de señal: Hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre. Y repentinamente apareció con el ángel una multitud de las huestes celestiales, que alababan a Dios, y decían: ¡Gloria a Dios en las alturas, Y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!

Hoy Dios aun esta mostrando Su buena voluntad para con los hombres y mujeres del mundo, Hoy Dios aun esta ofreciendo paz para el ser humano en Cristo Jesús, Dios todavía esta ofreciendo al hombre por la fe, esta gracia en la cual puede estar firme,  y por la cual puede gloriarse en la esperanza de la gloria de Dios.
Hoy entonces, les traigo nuevas de gran gozo, hace aproximadamente 2010 años nació en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor.

Los que hemos creído en El podemos regocijarnos en la seguridad de nuestra salvación en El. Los que no han creído en El hoy pueden ser como los pastores que en aquella noche recibieron las nuevas por primera vez y se apresuraron a ir a Jesús.

También tu puedes apresurarte a ir a Jesús; ya no un bebe en un pesebre sino El Señor resucitado sentado a la diestra de Dios, y reconocerlo como Señor y Salvador. Quizás tu todavía seas un pecador que va rumbo al infierno, hoy puedes convertirte en un pecador perdonado que va rumbo a la gloria por aceptar ese regalo que Dios nos dio durante aquella primera navidad. Y puedes ser como los pastores en aquel entonces, que se fueron después de haber ido a ver a Jesús, Glorificando y Alabando a Dios. 

Si quiere ponerse en contacto con alguien que le puede hablar mas de Dios y este maravilloso don que es la salvación en Cristo Jesús, envíeme un correo electrónico a calvarado@calvarysd.com 
Que Dios los bendiga y 
¡FELIZ NAVIDAD!

miércoles, 8 de diciembre de 2010

La Vida Cristiana Victoriosa Capitulo Cuatro

por Alan Redpath

El Camino Real a la Bendición

Josué 1:11


 Josué se levantó de mañana, y él y todos los hijos de Israel partieron de Sitim y vinieron hasta el Jordán, y reposaron allí antes de pasarlo.
 Y después de tres días, los oficiales recorrieron el campamento, y mandaron al pueblo, diciendo: Cuando veáis el arca del pacto de Jehová vuestro Dios, y los levitas sacerdotes que la llevan, vosotros saldréis de vuestro lugar y marcharéis en pos de ella,
 a fin de que sepáis el camino por donde habéis de ir; por cuanto vosotros no habéis pasado antes de ahora por este camino. Pero entre vosotros y ella haya distancia como de dos mil codos; no os acercaréis a ella.
 Y Josué dijo al pueblo: Santificaos, porque Jehová hará mañana maravillas entre vosotros.
 Y habló Josué a los sacerdotes, diciendo: Tomad el arca del pacto, y pasad delante del pueblo. Y ellos tomaron el arca del pacto y fueron delante del pueblo.
 Entonces Jehová dijo a Josué: Desde este día comenzaré a engrandecerte delante de los ojos de todo Israel, para que entiendan que como estuve con Moisés, así estaré contigo.
 Tú, pues, mandarás a los sacerdotes que llevan el arca del pacto, diciendo: Cuando hayáis entrado hasta el borde del agua del Jordán, pararéis en el Jordán.
 Y Josué dijo a los hijos de Israel: Acercaos, y escuchad las palabras de Jehová vuestro Dios.
Y añadió Josué: En esto conoceréis que el Dios viviente está en medio de vosotros, y que él echará de delante de vosotros al cananeo, al heteo, al heveo, al ferezeo, al gergeseo, al amorreo y al jebuseo.
He aquí, el arca del pacto del Señor de toda la tierra pasará delante de vosotros en medio del Jordán.
Tomad, pues, ahora doce hombres de las tribus de Israel, uno de cada tribu.
Y cuando las plantas de los pies de los sacerdotes que llevan el arca de Jehová, Señor de toda la tierra, se asienten en las aguas del Jordán, las aguas del Jordán se dividirán; porque las aguas que vienen de arriba se detendrán en un montón.
Y aconteció cuando partió el pueblo de sus tiendas para pasar el Jordán, con los sacerdotes delante del pueblo llevando el arca del pacto, cuando los que llevaban el arca entraron en el Jordán, y los pies de los sacerdotes que llevaban el arca fueron mojados a la orilla del agua (porque el Jordán suele desbordarse por todas sus orillas todo el tiempo de la siega),  las aguas que venían de arriba se detuvieron como en un montón bien lejos de la ciudad de Adam, que está al lado de Saretán, y las que descendían al mar del Arabá, al Mar Salado, se acabaron, y fueron divididas; y el pueblo pasó en dirección de Jericó.
Mas los sacerdotes que llevaban el arca del pacto de Jehová, estuvieron en seco, firmes en medio del Jordán, hasta que todo el pueblo hubo acabado de pasar el Jordán; y todo Israel pasó en seco.

 —Josué 3:1–17
Al seguir nuestro camino a través de este maravilloso libro del Antiguo Testamento, Josué, llegamos al gran evento en la historia de los hijos de Israel cuando cruzaron del desierto a la tierra de Canaan. El cruce del Jordan no ilustra el cruce del alma a la eternidad, sino que ilustra el cruce del cristiano de un nivel de la Vida Cristiana a otro. Marca el fin de la vida del yo y el comienzo de la vida en Cristo: el fin de la vida que se vive sobre el principio del esfuerzo, y el comienzo de la vida que se vive sobre los principios de la fe y la obediencia. Entre estos dos tipos de vida se encuentra el poderoso río Jordan—un río de imposibilidad.
  
¿Esta usted intensamente insatisfecho con la calidad de vida Cristiana que esta viviendo? ¿Han abierto estos capítulos otra posibilidad de vivir una vida en un plano más alto? pero se ha sentido tentado a cerrar este libro al decir instintivamente, “Esto no es para mi. Ese hombre no conoce mi vida. No conoce las imposibilidades con las que tengo que lidiar.”

No, mi amigo, yo no conozco sus problemas, pero conozco a mi Señor, con quien nada es imposible. Por lo tanto, si alguno de ustedes está siendo enfrentado por montañas de imposibilidad, y se dice a si mismo muy melancólicamente que la vida nunca podrá ser diferente para usted, yo creo que el Señor tiene algo que decirle a través e Su Palabra que bien pudiera marcar el final de su derrota por parte de lo imposible, y el comienzo de una vida de victoria que vence al mundo, que es su fe en Dios.

Por lo tanto, déjeme preguntarle muy cuidadosa y atentamente que me siga al pensar juntos en este gran ejército de dos y medio millones de personas que pasan por el río Jordan. Porque, “He aquí, el arca del pacto del Señor de toda la tierra pasará delante de vosotros en medio del Jordan.” (Josué 3:11).

El versículo 10 dice, “Y añadió Josué: En esto conoceréis que el Dios viviente está en medio de vosotros, y El echará de delante de vosotros al enemigo.” Podemos ver que lo que los israelitas iban a tener delante de ellos era conflicto, pero también victoria. La tierra de Canaan estaba habitada por siete pueblos—todos ellos mencionados en este versículo. Dios mandó que todos y cada uno de ellos fuera exterminado.

Debo detenerme aquí por un momento, por que quizás algunos de ustedes cuestionen el carácter de un Dios que pudiera exterminar vidas humanas, y quizás pudieran ser tentados a decir, “Yo nunca podría creer en un Dios que diera un mandamiento como ese.” ¿No podría? Cuatro generaciones antes, Dios prometió a Abraham y a su cimiente esta tierra como heredad. El dijo (Gen. 15:16), que en la cuarta generación Su pueblo volvería a la tierra, por que la iniquidad del Amorreo en la tierra aun no estaba cumplida.

Ahora, cuatro generaciones mas tarde, el pueblo de Dios estaba en los límites de la tierra. La iniquidad de los habitantes había llegado a su cumplimiento: eran culpables de haber practicado flagrante inmoralidad, y de traficar con espíritus malignos. En Deuteronomio 18:10, usted recuerda, que Dios le advirtió a Su pueblo que no podría haber transigencia con ningún alma que traficara con la maldad espiritual; los que lo hicieran tendrían que ser eliminados. Ahora la promesa de Dios de que El, los echaría de delante de Su pueblo se está cumpliendo. Lo que Israel estaba enfrentando era un conflicto no solo con hombres y mujeres, por favor note esto, sino con la maldad espiritual que controlaba a los habitantes de la tierra de Canaán.

Claro que esto es una analogía perfecta de las luchas espirituales que tiene todo hijo de Dios. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades,…contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. (Efesios 6:12). El conflicto que acosaba a los hijos de Israel es del mismo carácter exactamente que la batalla en la cual nos encontramos usted y yo día tras día en nuestras vidas. ¿Se da cuanta usted, de que su personalidad es el campo sobre el cual ruge la batalla entre el cielo y el infierno? De un lado satanás y del otro Dios en Jesucristo están luchando por poseer su vida, el uno para hacer daño el otro para salvar. “Nuestra lucha no es con carne y sangre”—esta era la naturaleza del conflicto que tenían enfrente los hijos de Israel en Canaán, y lo que enfrentamos nosotros hoy.

Pero yo lo invitaría a ver que no solo enfrentaron conflictos sino que también tuvieron Victoria. Dios tenía un propósito para esa tierra. ¿Cuál era el propósito? Este—un pequeño bebe en un pesebre en Belén, Cristo el Hijo de Dios sobre una cruz en el Calvario, ciento veinte personas en un aposento alto y el Espíritu Santo cayendo sobre ellos. Belén, El Calvario, Pentecostés: la encarnación del Hijo de Dios, el juicio del pecado de la humanidad puesto sobre El, la vida del Hijo de Dios siendo encarnada en el creyente; todo esto era el plan maestro de Dios para la salvación de una raza caída. Y nada, dije nada, ni en la tierra ni en el infierno se iba a interponer ante el plan de Dios. La iniquidad de estos pueblos se había cumplido. Ahora Dios comienza a poner Su plan en acción.

Dios tiene hoy un plan para su vida. ¿Cuál es? Belén, El Calvario, Pentecostés: La venida de el Jesús humanado por el Espíritu Santo a su personalidad, el llevar el juicio de sus pecados en la cruz y su muerte juntamente con Cristo a todo el pecado, el poder de la tercera persona de la Trinidad llegando a una vida que ha consentido en morir con Cristo. El propósito de Dios para todo hombre y mujer es Belén, Calvario, Pentecostés, y todo lo que se pueda interponer en el camino del cumplimiento del plan de Dios debe ser eliminado.

Pero entre ese propósito y su realización fluye el Jordán, y parece tan imposible cruzarlo. En su mente, al yo exponer delante de usted el propósito de Dios para su experiencia cristiana, usted esta diciendo, “¿Pero y que con la imposibilidad?” Me pregunto ¿cual sea? ¿Será la tiranía del hábito? ¿Podrá ser la posibilidad de que, a pesar de sus creencias, usted es dominado por su pasión? ¿Será que usted nunca ha probado lo que es la liberación del pecado? ¿Enseña usted a otros pero usted no ha sido enseñado nunca acerca de Dios? ¿Les habla a los demás acerca del Señor Jesús, pero usted mismo no ha conocido Su poder venciendo en su vida? Quizás con usted no sea alguna de estas razones mayores (aunque Dios sabe que podría ser), pero es lo que llamamos las cosas pequeñas—las cosas secretas, las cosas escondidas—que para nosotros no parecen importar, pero que a los ojos del cielo son ¿igualmente horrendas? Con uno es un espíritu falto de amor; con otro es el juzgar duramente a los demás. Con otros puede ser la ultra sensibilidad, sentirse fácilmente heridos, o dado a buscar defender sus derechos si sus deseos no son cumplidos, la gran necesidad de vindicarse a si mismos en cualquier situación. O quizás sean celos por el éxito de los demás. Son estas cosas que se encuentran en lo más profundo de las vidas de los cristianos, que opacan la bendición y funcionan como barreras al avivamiento. Que Dios nos ayude a ver que estas son cosas que existen en la iglesia cristiana en nuestros días y menguan nuestro testimonio, y fluyen como el Jordan inundado entre nosotros y la tierra. Lo que tenemos que enfrentar son los conflictos y la victoria, pero la experiencia hasta aquí ha sido conflicto y derrota.

Si usted se da el tiempo para leer este tercer capitulo, usted descubrirá que el enfoque central era el arca del pacto, el símbolo de la presencia de Dios. “He aquí, el arca del pacto del Señor de toda la tierra pasará delante de vosotros en medio del Jordán.” (Josué 3:11). No menos de diez veces en este capitulo encontramos una referencia directa al arca.

Usted observará que, ante todo, mientras el pueblo cruzaba el Jordan, el arca tenía que ir enfrente de ellos. Cada una de esas dos y medio millones de personas tenía que tener una vista clara  y personal de lo que sucedía con el arca. Muy temprano por la mañana los doce sacerdotes pusieron el arca sobre sus hombros y marcharon hacia el río; me puedo imaginar lo que estaba sintiendo este gigantesco ejército al ver la escena que tenía delante de si. ¿No habría sido mejor esperar hasta que la aguas del río hubieran bajado y la temporada de inundaciones hubiera pasado? ¿No hubiera sido mejor esperar y pasar cuando el agua estuviera lo suficientemente baja como para poder cruzar caminando?

Delante del pueblo, los doce sacerdotes se acercaron al río, pero las aguas seguían fluyendo en frente de ellos. Llegaron a un metro de distancia, y el río permanecía sin cambios. Pero al sus pies tocar la orilla de las aguas, el agua comenzó a hacerse para atrás como si hubiera sido movida por una mano fuerte, y los sacerdotes entraron al cauce del río sobre suelo seco. Paso a paso el agua se dividió delante de ellos, y como lo dice el libro, “estuvieron en seco, firmes…hasta que todo el pueblo hubo acabado de pasar el Jordán.”

De la misma manera, tampoco podremos pasar a la vida en Cristo de la vida en nosotros mismos al menos que cada uno de nosotros tengamos una vista clara y personal del Señor Jesús. El arca iba enfrente, y siendo que hasta entonces el ejército entero se había encontrado perplejo y desesperado por que veían lo imposible del río, ahora sus pensamientos estaban enfocados en el hecho de que el Señor estaba con ellos, simbolizado por el arca del pacto. Al ver ellos el arca entrar en el río, las aguas se dividieron, y el cauce del río se secó, y la imposibilidad fue vencida.

¿Que nos enseña esto? Que Jesús el Salvador un día fue al huerto del Getsemaní, en donde el agua fluía delante de El. Luego fue a una cruz sobre el monte del Calvario, en donde parecía que las aguas lo habían cubierto. El murió, lo pusieron dentro de una tumba, afuera de la cual había una puerta sellada con un enorme piedra. Pero eso no era todo: “Cristo la tumba venció y con gran poder resucito.” Este Señor Jesús, escribe Pablo, “venció principados y potestades y poderes y los expuso triunfando sobre ellos” en Su resurrección (Col. 2:15).

¿Comienza usted a ver hacia el otro lado? Nuestra lucha no es contra carne y sangre, sino contra principados y potestades. Un día El, nuestro sumo sacerdote, después del huerto, y la cruz, y de la tumba, se levantó triunfante y derrotó al enemigo. El repeló todo ataque de satanás, y se levantó, nuestro Rey conquistador y victorioso. ¡Aleluya! Y a todo el que pase por las aguas el ha dicho, “Yo estaré contigo, y el río no te anegará.” Las aguas, la oposición de principados y potestades al hijo de Dios, nunca podrán pasar lo que nuestro triunfante Señor a conquistado.

El paso por el Jordan significa enfrentar la imposibilidad, después de la muerte, resurrección y ascensión de Jesús al lugar de todo poder. Tenga una vista clara de Aquel que puede lidiar con la imposibilidad de su vida antes de llegar a ella. Por que en el nombre del Señor Jesús yo declaro esta verdad, que, tan sutil o tan fuerte como este pueda ser, no hay ataque de satanás sobre el hijo de Dios sino el que primero se ha hecho contra el corazón del Señor. El lo venció en la Cruz, y el nos invita, a sus hijos, a que tengamos una vista clara de El, para enfrentar de nuevo la imposibilidad que hemos enfrentado tan a menudo, y que luego miremos Su rostro y digamos, “Ahora Señor Jesús, yo creo que aunque yo no puedo, Tu si puedes.” En ese momento el rugido del Jordan quedara en silencio, su violencia se detendrá, y pasaremos sobre tierra seca.

El camino para el hijo de Dios, del desierto a Canaán es a través de enfrentar la imposibilidad y de levantar la vista hacia un Cristo Resucitado y asirse de El. “Todo eso está muy bien,” me dirá alguien, “¿pero todo esto no es solo teoría?” “¿Cómo es que el poder de todo esto llega a mi corazón?”

Mas los sacerdotes que llevaban el arca del pacto de Jehová, estuvieron en seco, firmes en medio del Jordán, hasta que todo el pueblo hubo acabado de pasar el Jordán; y todo Israel pasó en seco.” (Josué 3:17).

El poder que necesitamos esta en Jesucristo y por consiguiente: El detiene el fuego del pecado y la tentación; El detiene lo imposible. Los hijos de Israel se acercaron y vieron la tierra deseable en la distancia, pero se dieron cuenta de que entre ellos y la tierra estaba este río inundado. Ellos vieron la bendición, pero entre ellos y esa bendición había una imposibilidad. ¿Esto lo describe a usted hoy? Usted puede ver la posibilidad de la bendición, usted ve la vida a un nuevo nivel, usted reconoce que su vida ha sido derrotada y esta muy lejos de cumplir con las intenciones de Dios, pero entre la bendición y usted está el Jordan. Usted por fe debe enfrentar la imposibilidad.

El pueblo puso sus pies a la orilla del río y este se secó delante de ellos por la presencia del arca del pacto. Se les había dicho que vieran el arca mientras pasaban, y, con sus ojos vueltos de la tierra de bendición ellos solo vieron el arca del pacto. Por lo tanto mientras cruzaron el río, el arca se encontraba entre ellos y la imposibilidad.

Allí queda expuesta toda la diferencia entre la vida de derrota en el desierto y la vida de Victoria en la tierra; entre algunos de nosotros y la bendición deseada fluye el río de la imposibilidad. ¿Se encuentran la vergüenza, la naturaleza humana, el temperamento, o la soberbia entre la tierra de bendición y la vida del Cristiano como el Jordan inundado? Deje que el hijo de Dios fije sus ojos en el Señor Jesús y luego mire: entre la imposibilidad y el allí esta Jesús. Después de eso el hijo de Dios deja de hablar de “Obtener la victoria.” No es la victoria lo que quiere sino al vencedor. El no habla de luchar por una nueva bendición y buscar entrar en una nueva experiencia. Sus ojos están fijos en el Señor y el pone al Señor Jesús entre el mismo y los ataques del diablo, y lo ve al rostro y allí esta la victoria.

Este es el camino real a la bendición. Allí esta la vida en la que no hay intereses propios, no hay sensibilidad a las injusticias cometidas contra nosotros; la vida que no puede ser provocada, que no es celosa; la vida que no está buscando la bendición sino que solo quiere al Señor Jesús. ¿Caminará usted por este camino conmigo, por fe pasará por encima de la imposibilidad, la cosa que lo ha tenido atrapado en la derrota por años—pasará por encima de ello, se volverá a Jesús y lo pondrá entre usted y esa cosa? Dígale, “Señor Jesús, de este momento en adelante enfrentamos la imposibilidad, por fe ponemos nuestros pies sobre ella y nos volvemos hacia Ti, y oramos que Tu la mantengas detenida mientras cruzamos este río y entramos en la bendición. Que deje de ser el yo, y que sea Cristo.” 

Vida  Cristiana Victoriosa: Estudios en el Libro de Josué 
Copyright © 2007 by the Redpath Family

jueves, 2 de diciembre de 2010

¿Loco o Señor?

por Carlos Alvarado

En el Evangelio Según San Juan en el capitulo 7 y el versículo 12 encontramos las opiniones de dos grupos de personas acerca de Jesucristo. Uno de los grupos decía que Jesús era bueno, el otro que era un engañador. Leámoslo juntos.

Juan 7:12 dice: 

12 Y había gran murmullo acerca de él entre la multitud, pues unos decían: Es bueno; pero otros decían: No, sino que engaña al pueblo.


Este es un debate que aun en nuestros días sigue llevándose acabo entre aquellos que creen que Jesús fue un buen hombre, un buen maestro, inclusive un profeta de Dios y los que dicen que fue un estafador, un mentiroso, un charlatán y hasta un loco que no sabia lo que decía.

Es verdad que todo mundo tiene derecho a tener su propia opinión acerca de cualquier cosa bajo el sol y esto incluye una opinión acerca de quien es Jesús pero, lo que tenemos que cuidar es que las opiniones que se den acerca de El se basen no en lo que los hombres dicen sino en lo que Dios el Padre y El mismo dicen acerca de quien era.

De nuevo, los unos decían que era un hombre de Buenos principios, buena vida y conversación; amable que se preocupaba por las necesidades físicas de las personas, después de todo había alimentado a 5,000 hombres sin contar a las mujeres y niños y había sanado a gente que tenia mucho tiempo enferma a veces de enfermedades bastante serias. Y, se preocupaba por nutrir y sanar el alma de las personas también. 

Los otros, lo acusaban de apartar a la gente de la ley de Moisés, enseñándoles a quebrantar la ley del día de reposo, haciéndose pasar por el Mesías esperado por los judíos, y diciendo que es el hijo de Dios. Inclusive llegó a decir un grupo de personas a quien Marcos describe como los suyos, o sea de Jesús, ya fueran sus familiares o sus amigos que Jesús “Estaba fuera de si.” Exístemi en el Griego  que quiere decir entre otras cosas, atontado, aturdido, loco. (Marcos 3:21)

Los dos grupos tenían, y aun hoy tienen su respectiva opinión acerca de El. Pero nosotros, lo que creemos en El tenemos que basar lo que creemos no en las opiniones de la gente, o de un grupo o de otro sino en lo que Dios mismo dice acerca de Él. 
  
En una ocasión Jesús les pregunto a sus discípulos: 
  
Mateo 16:13-14  
13 … ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? 14 Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas.

Obviamente solo habían oído una de las opiniones. Todos estos hombres mencionados eran héroes para los judíos, profetas que Dios había usado para que proclamaran tanto advertencias de juicio como buenas nuevas de salvación a Su pueblo.


Descubrimos en los próximos versículos que la razón por la que el Señor había hecho esta pregunta era por que con ella los estaba preparando para hacerles una pregunta personal a ellos. Leamos juntos

Mateo 16:15-17
15 El les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? 16 Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. 17 Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos.

Note por favor que fue el Padre mismo quien le reveló esto a Pedro. Fue el Padre mismo quien nos lo ha revelado a nosotros, y es el Padre mismo quien por medio del Espíritu de Dios y a través de Su Palabra y el testimonio de los que ya hemos creído se lo esta revelando al mundo entero y el mundo tiene que decidir, ¿Quién es Jesús?

C.S. Lewis en su libro Mero Cristianismo escribe:
“Estoy  intentando aquí de impedir que cualquiera diga la inmensa tontería que a menudo la gente dice sobre El. 'Yo estoy dispuesto a aceptar a Jesús como un buen maestro moral, Pero no acepto Su afirmación de ser Dios.' Esto nunca debemos decirlo. Un hombre que fue simplemente un hombre y dijo el tipo de cosas que dijo Jesús no sería un buen maestro moral. El sería, o un lunático, al mismo nivel de alguien que dice que es un huevo pasado por agua, o bien sería el diablo del infierno.

Se tiene que tomar una decisión. O bien este hombre fue, y, es, El Hijo de Dios, o bien un loco o algo peor. Puedes hacerle callar como a un necio, puedes escupirle y matarle como a un demonio; o caer a Sus pies y llamarle Señor y Dios. Pero no salgas con condescendencias sin sentido afirmando que fue un buen maestro moral. El no nos dejo abierta esta posibilidad. Y esa no fue Su intención." (C.S. Lewis, Mere Christianity, The MacMillan Company, 1960, pp. 40-41.)

La pregunta entonces es ¿Quién es Jesús para usted?


Josh McDowell declara en su libro, Mas Que Un Carpintero, una vez que se examina lo que Jesús mismo, y sus seguidores que fueron testigos oculares dijeron acerca de Él, solo quedan tres alternativas para contestar esta pregunta, Jesucristo o fue un mentiroso, o un lunático o es nuestro Señor.

¿Cual es su decisión? ¿Loco o Señor?

lunes, 29 de noviembre de 2010

La Vida Cristiana Victoriosa Capitulo Tres

por Alan Redpath

Contando el Costo

Josué 1:11

 Josué hijo de Nun envió desde Sitim dos espías secretamente, diciéndoles: Andad, reconoced la tierra, y a Jericó. Y ellos fueron, y entraron en casa de una ramera que se llamaba Rahab, y posaron allí.
 Y fue dado aviso al rey de Jericó, diciendo: He aquí que hombres de los hijos de Israel han venido aquí esta noche para espiar la tierra.
 Entonces el rey de Jericó envió a decir a Rahab: Saca a los hombres que han venido a ti, y han entrado a tu casa; porque han venido para espiar toda la tierra.
 Pero la mujer había tomado a los dos hombres y los había escondido; y dijo: Es verdad que unos hombres vinieron a mí, pero no supe de dónde eran.
 Y cuando se iba a cerrar la puerta, siendo ya oscuro, esos hombres se salieron, y no sé a dónde han ido; seguidlos aprisa, y los alcanzaréis.
Más ella los había hecho subir al terrado, y los había escondido entre los manojos de lino que tenía puestos en el terrado.
 Y los hombres fueron tras ellos por el camino del Jordán, hasta los vados; y la puerta fue cerrada después que salieron los perseguidores.
 Antes que ellos se durmiesen, ella subió al terrado, y les dijo:
 Sé que Jehová os ha dado esta tierra; porque el temor de vosotros ha caído sobre nosotros, y todos los moradores del país ya han desmayado por causa de vosotros.
 Porque hemos oído que Jehová hizo secar las aguas del Mar Rojo delante de vosotros cuando salisteis de Egipto, y lo que habéis hecho a los dos reyes de los amorreos que estaban al otro lado del Jordán, a Sehón y a Og, a los cuales habéis destruido.
Oyendo esto, ha desmayado nuestro corazón; ni ha quedado más aliento en hombre alguno por causa de vosotros, porque Jehová vuestro Dios es Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra.
 Os ruego pues, ahora, que me juréis por Jehová, que como he hecho misericordia con vosotros, así la haréis vosotros con la casa de mi padre, de lo cual me daréis una señal segura;
y que salvaréis la vida a mi padre y a mi madre, a mis hermanos y hermanas, y a todo lo que es suyo; y que libraréis nuestras vidas de la muerte.
Ellos le respondieron: Nuestra vida responderá por la vuestra, si no denunciareis este asunto nuestro; y cuando Jehová nos haya dado la tierra, nosotros haremos contigo misericordia y verdad.
Entonces ella los hizo descender con una cuerda por la ventana; porque su casa estaba en el muro de la ciudad, y ella vivía en el muro.
Y les dijo: Marchaos al monte, para que los que fueron tras vosotros no os encuentren; y estad escondidos allí tres días, hasta que los que os siguen hayan vuelto; y después os iréis por vuestro camino.
Y ellos le dijeron: Nosotros quedaremos libres de este juramento con que nos has juramentado.
He aquí, cuando nosotros entremos en la tierra, tú atarás este cordón de grana a la ventana por la cual nos descolgaste; y reunirás en tu casa a tu padre y a tu madre, a tus hermanos y a toda la familia de tu padre.
Cualquiera que saliere fuera de las puertas de tu casa, su sangre será sobre su cabeza, y nosotros sin culpa. Mas cualquiera que se estuviere en casa contigo, su sangre será sobre nuestra cabeza, si mano le tocare.
Y si tú denunciares este nuestro asunto, nosotros quedaremos libres de este tu juramento con que nos has juramentado.
Ella respondió: Sea así como habéis dicho. Luego los despidió, y se fueron; y ella ató el cordón de grana a la ventana.
Y caminando ellos, llegaron al monte y estuvieron allí tres días, hasta que volvieron los que los perseguían; y los que los persiguieron buscaron por todo el camino, pero no los hallaron.
Entonces volvieron los dos hombres; descendieron del monte, y pasaron, y vinieron a Josué hijo de Nun, y le contaron todas las cosas que les habían acontecido.
Y dijeron a Josué: Jehová ha entregado toda la tierra en nuestras manos; y también todos los moradores del país desmayan delante de nosotros.

—Josué 2:1–24
En nuestras meditaciones anteriores en el libro de Josué, hemos llegado, confío yo, a darnos cuenta de que la tierra de Canaan en el Antiguo Testamento corresponde con la tierra de plena bendición que nos espera a todos aquí y ahora en Jesucristo Nuestro Señor. Es el propósito de la redención de Dios: El nos ha sacado para poder introducirnos.

En esta tierra no se puede entrar por esfuerzo moral o por logros morales. Le es confiada por Dios a un representante, Josue en el Antiguo Testamento, Jesús en el Nuevo, y a través de ese representante la bendición es impartida al pueblo de Dios. Debe ser poseída por fe: “Yo os he entregado, todo lugar que pisare la planta de vuestro pie.” Y así es con nosotros. Dios nos ha bendecido con toda bendición espiritual en Cristo, pero toda bendición tiene que ser reclamada por fe y considerada nuestra a través de Jesús nuestro Señor.

Llegamos a un punto muy significante en la historia, cuando el pueblo de Dios estaba por entrar a la tierra de Canaan, y descubrimos que tuvieron que esperar durante tres días. “Y Josué mandó a los oficiales del pueblo, diciendo: Pasad por en medio del campamento y mandad al pueblo, diciendo: Preparaos comida, porque dentro de tres días pasaréis el Jordán para entrar a poseer la tierra que Jehová vuestro Dios os da en posesión.” (Josué 1:10–11).

Lo mas difícil de hacer para todos nosotros es el quedarnos quietos y no hacer nada, esperar hasta que hallamos heredado las promesas. Pero Dios tiene un gran propósito que llevar acabo en cada tiempo de espera, aunque muy a menudo Su pueblo se pierde de ese propósito por su impaciencia con el Señor durante la espera. Quiero pensar juntamente con usted acerca de ese tiempo de espera, y en quedarse quietos y contar el costo de lo  que significa heredar la bendición en Jesús nuestro Señor.

¿Por qué se le mando al pueblo esperar, y por que se le dijo que en tres días pasarían el Jordan? Observaremos tres verdades muy sencillas en esta porción de las escrituras en particular, y debe ser nuestra oración que El Espíritu Santo grave estas cosas en nuestro corazón.

Primero, habría un alma para salvar. Josué (la historia la encontramos en el Segundo capitulo) envió espías a la ciudad de Jericó, y ellos fueron a la casa de Raab.

Ahora, la vida en Jericó seguía su curso, los negocios se celebraban de acuerdo con las costumbres cotidianas; pero la ciudad estaba bajo la sentencia del juicio de Dios. Lo habitantes hacían alarde del río que estaba entre ellos y el ejército invasor del otro lado. Estaban orgullosos de su ciudad, de sus muros, de sus fortalezas, pero delante del cielo sus iniquidades habían llegado a su límite. No había duda de que los habitantes de Jericó tenían que reconocerlo—en dos semanas Dios enviaría Su juicio y la ciudad sería un montón de ruinas y escombros.

Pero dentro de la ciudad había una vida que tenía fe en Dios—no una fe muy fuerte, de ninguna manera una fe perfecta, pero Raab creía en el Dios Viviente, y no se avergonzaba de que se supiera que tenía fe. Su fe era de tal calidad, cuando menos, que encontramos referencias a ella en la gallería de los héroes de la fe en el libro de hebreos, capitulo 11. También el Apóstol Santiago hace un comentario acerca de esta fe cuando dice que la fe de Raab—a diferencia de la fe de alguna gente—fue evidenciada por sus obras, y por lo tanto fue justificada ante los ojos de Dios. Ella tuvo suficiente fe para identificarse a si misma con el pueblo de Dios, poniendo un hilo escarlata en su ventana.

Por su fe, y el albergue que dio al pueblo de Dios en su hogar, ella se convirtió en coparticipe de todas las bendiciones de la tierra de Canaan. Ella fue parte del linaje de Jesucristo mismo. La fe de esta mujer produjo obras, y las obras produjeron bendición.

Había un alma que salvar, y hasta que esa alma fuera salva el juicio de Dios fue detenido. Esta es siempre la forma que Dios usa para lidiar con los hombres. Un solo hombre justo vivía en la ciudad de Sodoma, y Dios no pudo hacer nada sino hasta que ese hombre para quien El había propuesto liberación hubiera salido de la ciudad. Una débil, pecaminosa  e inmoral mujer solo tuvo que tocar el borde del manto de Jesús y Su marcha hacia el Calvario fue detenida para que El pudiera salvar su alma. Un pobre y ciego pordiosero clamo desde el camino, “O Jesús ten misericordia de mi” y lo que toda la gente no pudo hacer, lo que sus discípulos no pudieron hacer por que su rostro estaba fijo en llegar a Jerusalén, el clamor de un alma necesitada lo logró—ante este clamor Jesús se detuvo. Esta ha sido siempre la forma del Maestro—El no quiere que nadie perezca.

Vivimos en un mundo que está bajo el juicio de Dios, y no hay duda de que la iglesia tiene que reconocerlo. Alguna gente nos dice en estos días que debemos capturar al espíritu de este siglo. ¡Dios nos guarde! Nuestra tarea es reprender al espíritu de este siglo y retarlo por Jesucristo. El mundo está bajo el juicio de Dios, pero a la diestra de Dios en el cielo esta un Salvador cuya sangre habla, y, hasta que toda alma rescatada para quien Dios en Su soberana gracia ha propuesto salvación se liberada, el juicio es retrazado.

¿Como es que Raab obtuvo su fe? Fue meramente por lo que había oído, puesto que ella no había conocido personalmente a Dios. “Ella les dijo a los hombres [los espías], Se que Jehová os ha dado esta tierra; porque el temor de vosotros ha caído sobre nosotros, y todos los moradores del país han desmayado por causa de vosotros” (Josué 2:9). Esta pobre y pecaminosa mujer llegó a tener fe en la realidad de un Dios viviente por las evidencias sobre naturales que ella vio en la  vida del pueblo de Dios. Todos lo habitantes del país habían comenzado a desmayar por causa de los ejércitos de Dios. El terror del Señor los consumió. Cuando vieron al ejercito invasor preparándose para cruzar el río, ellos estuvieron consientes de que a pesar de sus muros y defensas,  estaban completamente indefensos, por que los ejércitos invasores tenían a Dios con ellos.

El factor más potente en la salvación de un alma es la evidencia sobrenatural de la presencia de Dios en la vida del hijo de Dios. Les reto en Su nombre — ¿Que evidencias de lo sobre natural se encuentran en ustedes y en mi? Las evidencias que Dios espera hallar no se encontrarán en lo correcto de nuestro credo, sino en lo casto de nuestro carácter. Y las evidencias que el mundo busca no están en lo que el cristiano cree, sino en su comportamiento. Dios busca a un hombre con corazón grande, a un hombre con un amor grande, un hombre con gran misericordia en el trato de los demás, un hombre cuya caridad y amor reciben a todo el pueblo de Dios, a un hombre en el que cualquiera puede confiar, por que no solo es un hombre amoroso, sino un hombre recto.

En Jericó había un alma que salvar, y la fe de la mujer fue el resultado de la evidencia de los sobrenatural que ella vio en el pueblo de Dios.

Pero había una separación que tenia que ser confirmada. Los últimos versículos del primer capitulo del libro de Josue nos da el trasfondo. Josué habló durante esos tres días, usted recordará, a dos tribus y media del pueblo de Dios: la tribu de Rubén, Gad, y la media tribu de Manases. La historia de esas dos tribus y media puede ser encontrada en el libro de Números capitulo 32.

En el curso del viaje por el desierto, el pueblo de Rubén, Gad y Manases llegaron a una porción de tierra que era muy fértil. Vieron en ella maravillosas tierras para pastar y suficiente pastura para sus rebaños. Era una tierra, potencialmente, de gran riqueza. Eran un pueblo rico—tenían muchos rebaños y mucho ganado, así que se acercaron a Moisés y le dijeron, “Preferiríamos quedarnos en el lado oriental del Jordan. Esto es todo lo que cualquiera podría desear. No queremos pasar a Canaan. No queremos preocuparnos por todos los problemas que van a encontrar cuando lleguen allá. Será mas fácil para nosotros quedarnos aquí.”

Moisés estuvo de acuerdo con esta decisión. El no podía hacer otra cosa, por que todo hombre tiene el derecho de elegir el nivel de vida en el cual el va a vivir. Se les permitió quedarse en el lado oriental del Jordan y heredar este trozo fértil del desierto con una condición —que antes de que heredaran esa tierra en el lado del desierto de Canaan debían tomar parte en la batalla para ver al pueblo de Dios entrar en y tomar la tierra. Además, Moisés les concedió el privilegio de liderar al ejército. Las tribus de Rubén y Gad y Manases debían entrar en Canaan primero, y ellos iban a comenzar la marcha alrededor de Jericó en la primera posición. Luego, cuando hubieran probado el fruto de la tierra y la emoción de obtener la victoria, Josué confirmaría su decisión de que querían volver al desierto.

Que momento cuando ahora Josué se dirige a las dos y media tribus, recordándoles su decisión, y preguntándoles lo que iban a elegir. Usted podrá observar que su decisión fue confirmada. Ellos estaban perfectamente conformes con cumplir con el trato que habían hecho, de ir a la tierra, liderar al ejército y probar de las victorias, pero ellos habían determinado volver a la comodidad del desierto, el placer y la indulgencia de ello. Ellos dijeron, “será mas fácil así.”

Todo Su pueblo, cada alma rescatada, no importa cuan débil o fuerte sea su fe, Dios la ha guardado en el Señor crucificado. Desde antes de la fundación del mundo, una iglesia entera y completa, compuesta del pueblo elegido de Dios, ha sido puesta sobre el suelo firme de redención en Jesucristo nuestro Señor. Dios ha tomado a cada hombre y mujer para quien El tiene un propósito eterno de salvación, y los ha elevado en Cristo, a los lugares celestiales. Dios ha tomado al cristiano mas débil, al cristiano mas conciente de sus fallas, junto con el pilar de la iglesia, el santo mas fuerte que jamás haya nacido, y ha puesto a una iglesia entera y completa sobe el suelo firme de la resurrección. Ni el más débil de los cristianos ni el más fuerte de los cristianos luchan hacia la victoria—sino que están firmes en ella. Ni tampoco luchan para recibir una bendición—el por fe acepta todo lo que Dios tiene para el. En Jesucristo, esa es nuestra posición. Si usted es un creyente en el Señor Jesús, por débil que sea, por mundano o carnal que sea por débil que sea su fe Cristiana, yo le digo que ante los ojos de Dios, usted se encuentra sobre el suelo firme de la redención en Jesucristo. Esa es nuestra posición.

Pero la pregunta de donde pasamos nuestra experiencia Cristiana, y en que nivel vivimos nuestra vida Cristiana, se nos deja a nosotros para elegirlo. Puede que disfrute de las bendiciones Canaan por un tiempo. Puede ser que entre en la tierra de la bendición plena. Puede que pase el Jordan con el pueblo de Dios y salga del desierto. Puede que comparta algunas de mis victorias en Jesús, pero puede que aun sea atrapado por el pecado, atrapado en la mundanalidad, golpeado por la transigencia, y atrapado por el diablo.

Si el hombre en verdad ha nacido de nuevo del Espíritu de Dios, nunca se perderá. Yo creo en la seguridad permanente del creyente. Claro que creo, siempre y cuando sea un verdadero creyente, que significa, que es un hombre que ha cometido su vida a Jesucristo. Pero en cualquier momento de mi vida Cristiana puedo ver el rostro del Señor Jesús y decirle, “Señor ya he llegado suficientemente lejos. Ya no soporto mas—este conflicto es demasiado grande, la Guerra demasiado intensa. Señor, ya he llegado suficientemente lejos en mi separación y en mi vida cristiana.”
                                                                                      
Dios da lo mejor se si a los que se mantienen firmes aun ante las pruebas; Dios les da algo menor a los que por temor a las pruebas, rechazan lo mejor. Y no es siempre algo malo por lo que arriesgamos lo mejor, de hecho a menudo lo bueno es lo que nos estorba para recibir lo mejor.

Mire el aterrador recuento de las consecuencias de la decisión tomada por aquellas dos tribus y media. Lea I de Crónicas, capitulo 5. Usted descubrirá que estas tribus que habían probado lo mejor de Dios y habían disfrutado de las victorias de Dios, que habían liderado a los ejércitos del pueblo de Dios a la tierra de bendición, fueron los primeros que fueron capturados por los asirios cuando estos invadieron Israel. Fueron llevados cautivos, y nunca regresaron. Cayeron derrotados y esclavizados, aun cuando una vez habían liderado al pueblo de Dios en el camino de la bendición. Jueces 5:16 dice esto: “Entre la familias de Rubén hubo grandes propósitos de corazón.” Creo que si los había. Ellos eligieron, ellos probaron la bendición, habían entrado a la tierra de la promesa,  pero anhelaron el mundo, sus placeres, sus indulgencias, y su pecado, y fueron atrapados, enlazados, y encarcelados en el.

No es la forma en la que el hombre comienza su vida Cristiana, lo que cuenta, sino como la termina. Una cosa es pasar al frente en una reunión como respuesta al llamado de un evangelista, delante de diez mil personas, o levantar la mano, y firmar una tarjeta. Si usted lo hizo y fue verdadero, Dios le bendiga. Pero lo que importa es si, después de la decisión, usted se dispone a entrar en la tierra de bendición. ¿Sigue usted con Dios, persistente y pacientemente, y a pesar de toda oposición y toda prueba, pasa al otro lado? ¿Y si resbala y cae, se levanta una vez mas y sigue adelante o se vuelve atrás a las indulgencias del pecado?

Recuerdo en los días de mi niñez, durante la primera Guerra Mundial, cierta hermosa tarde de verano caminaba con mi padre sobre el muelle en Tynemouth, cerca de Newcastle, Inglaterra. Notamos a una gran cantidad de gente y barcos en el puerto. Una nube de humo apareció en la distancia, creció y creció, y después de un poco de tiempo un convoy de barcos de batalla entró en el río Tyne, y en medio de ellos venía uno casi sobre su costado—yo me preguntaba como era que permanecía a flote. Era la nave HMS Lyon, volviendo de la batalla de Jutland, una batalla naval que volvió el ataque de Alemania sobre nuestro país en ese tiempo. Mientras el barco se acercaba más a puerto, vi los grandes huecos que había en su cubierta. No tenía mástil, no tenía chimenea, no tenía torrecilla; el puente de mando había desaparecido; la cubierta era un desastre. El agua le entraba y le salía mientras era cuidadosamente guiada a casa por barcos remolcadores y una escolta de naves. Jamás olvidaré a los veinticinco marinos y un oficial que vi erguidos en posición de atención sobre una pequeña plataforma sobre la cubierta, con un trozo de material roto que tenía la insignia Real volando sobre este naufragio. Toda garganta que podía aclamar, aclamó, y todo barco que tenía sirena la izo sonar. Estos veintiséis eran los únicos que quedaban, un trágico remanente de 1,100 hombres. Pero el barco había resistido, había peleado hasta el final, y llegó a Puerto victorioso, con huecos y lastimado, con cientos de hombres muertos—pero aun flotando y sin haber sido amedrentado.

En el curso de la vida Cristiana sufrimos muchas heridas de parte de satanás, y a veces hasta de parte de amigos. Si un día, sin embargo, cuando entremos en el puerto celestial, recibimos una bienvenida como la que recibió este barco, y oímos al Señor Jesús decir, “Bien buen siervo y fiel, entra en el gozo de tu Señor,” no nos importará nada mas, por que todo va a haber valido la pena cuando veamos a Jesús.

Ahora, otra cosa que estaba llevándose acabo durante estos tres días de espera, era la santificación. “Santificaos, porque Jehová hará mañana maravillas entre vosotros” (Josué 3:5). El poder de Dios para hacer maravillas depende siempre de la santificación de Su pueblo. El Dios soberano limita tanto así Su soberanía en hablar a través de la iglesia a un mundo que esta bajo Su juicio, que no se mueve mas para salvar al pecador de lo que Su pueblo esta preparado a moverse hacia la santidad delante del Señor. El nivel al cual Dios esta dispuesto a encontrarse con el hombre depende del nivel al cual nosotros como Cristianos estamos preparados para encontrarnos con nuestro Señor.  

Todos anhelamos ver a Dios hacer maravillas. Oh, como hemos orado para que el abeto pueda crecer en nuestro carácter y no el espino, que pueda mostrar bondad en lugar de crueldad. Como hemos orado en nuestro hogar que en lugar de ser como un desierto, pueda florecer como la rosa, y podamos aparecer delante del Señor Jesús como un jardín regado, lleno de bellas fragancias.

Como hemos orado por nuestras iglesias, que dios nos de otro Pentecostés y que nos visite durante este medio siglo con un verdadero avivamiento. ¿Por qué esperamos en vano? ¿Por que aun hay espinos en su vida y por que es que su hogar es aun un desierto? ¿Por qué es que en nuestras iglesias aun existe la bancarrota de nuestra experiencia moderna? Dios no espera a gente lista; El quiere gente limpia. ¿Estamos lo bastante limpios para ser usados por Dios? ¿Somos lo suficiente humildes para que Dios nos confíe la bendición, o nos quedaríamos con la gloria nosotros mismos?

Yo se que solo podremos ser santificados por el Dios de paz. Sin embrago aunque la santidad, en el sentido positivo, no es nada menos ni nada mas que el Espíritu Santo morando en y llenándonos a nosotros, expresando la vida del Señor Jesús en mi, y en el sentido negativo es deshacerse de todo el pecado conocido. ¿Hemos hecho esto? ¿Somos lo suficientemente limpios como para que Dios nos de avivamiento? ¿Estamos lo suficientemente quebrantados y humillados como para que Dios nos use, o será que vamos a vivir nuestra vida en el nivel del miserable desierto del fracaso y ver que nada sucede?

Permítanme volver por un momento a la primera Guerra Mundial. En Flanders, usted recordará, la batalla de Marne fue una batalla crítica. El General Foch estaba en aprietos. Tenía una angosta línea de tropas entre los alemanes y Paris, y sabía que si Paris se perdía, se perdería todo. Consultó con sus oficiales, escuchó sus reportes, y luego anunció, “¡Mi derecha está derrotada, mi izquierda está rota—yo ataco!”

El reto para la iglesia hoy es idéntico con aquel de los tiempos del Nuevo Testamento. A la derecha esta el saduceo, con una teología en bancarrota, el modernista que lo puede explicar todo, cuyos fundamentos se han derrumbado a su alrededor después de estas dos guerras mundiales—en la derecha, derrota.

En la izquierda el fariseo, orgulloso de su religión, orgulloso de su ley, orgulloso de su teología, un fundamentalismo que continuamente agrega a los mandamientos de la ley, y cuidadosamente pone sus puntos a las i y cruza todas sus t. Rehusando tener compañerismo con cualquiera que no este de acuerdo con el. El Fariseo es tan inútil e incapaz para suplir las necesidades del mundo hoy como el liberal; de detrás de su barrera fundamentalista, el alega con su hermano acerca de esta creencia y aquella, y manifiesta poco amor y caridad—todo en el nombre del fundamentalismo teórico.

A la derecha, el liberalismo—en bancarrota, derrotado; en la izquierda, el fundamentalismo—roto, perplejo. En el nombre del cielo, dejen que el ejército y Dios ataquen, por que entre los liberales derrotados y los fundamentalistas rotos existe una posición central. Del hombre que se encuentra en el campamento fundamentalista tomemos todo su credo, y toda su fe, todas sus creencias en la Palabra de Dios. No debemos sacrificar ni una palabra de ellas, ¡con la ayuda de Dios! Del hombre que se encuentra en el campamento liberal, aprendamos de su amor, su sinceridad, y su corazón abierto. Tomemos lo mejor de los dos campamentos, y, en el nombre del Señor Jesús, ¡Al ataque!

“Preparaos comida, porque pasaréis el Jordan para entrar a poseer la tierra que Jehová tu Dios te da en posesión (Josué 1:11). Santificaos… porque… Jehová hará mañana maravillas entre vosotros” (Josué 3:5).

Vida  Cristiana Victoriosa: Estudios en el Libro de Josué 
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