miércoles, 5 de enero de 2011

La Vida Cristiana Victoriosa Capitulo Cinco

por Alan Redpath

La Cruz y el Cristiano

Josué 5:9

Cuando toda la gente hubo acabado de pasar el Jordán, Jehová habló a Josué, diciendo:
 Tomad del pueblo doce hombres, uno de cada tribu,
 y mandadles, diciendo: Tomad de aquí de en medio del Jordán, del lugar donde están firmes los pies de los sacerdotes, doce piedras, las cuales pasaréis con vosotros, y levantadlas en el lugar donde habéis de pasar la noche.
 Entonces Josué llamó a los doce hombres a los cuales él había designado de entre los hijos de Israel, uno de cada tribu.
 Y les dijo Josué: Pasad delante del arca de Jehová vuestro Dios a la mitad del Jordán, y cada uno de vosotros tome una piedra sobre su hombro, conforme al número de las tribus de los hijos de Israel,
 para que esto sea señal entre vosotros; y cuando vuestros hijos preguntaren a sus padres mañana, diciendo: ¿Qué significan estas piedras?
 les responderéis: Que las aguas del Jordán fueron divididas delante del arca del pacto de Jehová; cuando ella pasó el Jordán, las aguas del Jordán se dividieron; y estas piedras servirán de monumento conmemorativo a los hijos de Israel para siempre.
 Y los hijos de Israel lo hicieron así como Josué les mandó: tomaron doce piedras de en medio del Jordán, como Jehová lo había dicho a Josué, conforme al número de las tribus de los hijos de Israel, y las pasaron al lugar donde acamparon, y las levantaron allí.
Josué también levantó doce piedras en medio del Jordán, en el lugar donde estuvieron los pies de los sacerdotes que llevaban el arca del pacto; y han estado allí hasta hoy.
Y los sacerdotes que llevaban el arca se pararon en medio del Jordán hasta que se hizo todo lo que Jehová había mandado a Josué que dijese al pueblo, conforme a todas las cosas que Moisés había mandado a Josué; y el pueblo se dio prisa y pasó.
Y cuando todo el pueblo acabó de pasar, también pasó el arca de Jehová, y los sacerdotes, en presencia del pueblo.
También los hijos de Rubén y los hijos de Gad y la media tribu de Manasés pasaron armados delante de los hijos de Israel, según Moisés les había dicho;
como cuarenta mil hombres armados, listos para la guerra, pasaron hacia la llanura de Jericó delante de Jehová.
En aquel día Jehová engrandeció a Josué a los ojos de todo Israel; y le temieron, como habían temido a Moisés, todos los días de su vida.
Luego Jehová habló a Josué, diciendo:
Manda a los sacerdotes que llevan el arca del testimonio, que suban del Jordán.
Y Josué mandó a los sacerdotes, diciendo: Subid del Jordán.
Y aconteció que cuando los sacerdotes que llevaban el arca del pacto de Jehová subieron de en medio del Jordán, y las plantas de los pies de los sacerdotes estuvieron en lugar seco, las aguas del Jordán se volvieron a su lugar, corriendo como antes sobre todos sus bordes.
Y el pueblo subió del Jordán el día diez del mes primero, y acamparon en Gilgal, al lado oriental de Jericó.
Y Josué erigió en Gilgal las doce piedras que habían traído del Jordán.
Y habló a los hijos de Israel, diciendo: Cuando mañana preguntaren vuestros hijos a sus padres, y dijeren: ¿Qué significan estas piedras?
declararéis a vuestros hijos, diciendo: Israel pasó en seco por este Jordán.
Porque Jehová vuestro Dios secó las aguas del Jordán delante de vosotros, hasta que habíais pasado, a la manera que Jehová vuestro Dios lo había hecho en el Mar Rojo, el cual secó delante de nosotros hasta que pasamos;
para que todos los pueblos de la tierra conozcan que la mano de Jehová es poderosa; para que temáis a Jehová vuestro Dios todos los días.
—Josué 4:1–24
Hemos estado enfatizando  la asombrosa analogía entre el libro de Josué en el Antiguo Testamento y la epístola a los Efesios en el Nuevo testamento. El camino a la victoria, a la forma en la que Dios quiere que sus hijos vivan, se presenta grafica y retadoramente en este libro del Antiguo Testamento. Se nos relata, en los primeros capítulos, como este pueblo se acercó al río Jordán, y ahora, en el capitulo 4, los encontramos del otro lado del rió. Han establecido por así decirlo, un posición avanzada en la tierra de Canaán.

Delante de ellos esta Jericó y cientos de lugares similares que deben ser capturados. La guerra esta por comenzar, por que las bendiciones y las batallas siempre van de la mano en la vida Cristiana. Entre más grande la bendición, más grande la batalla contra las fuerzas de las tinieblas, y solo el cristiano que se aferra a Dios se asegurará de recibir lo mejor de Dios. Pero antes de que fueran a la guerra, antes de que se dieran a la tarea de atacar a Jericó, los Israelitas tendrán que aprender algunas lecciones vitales mientras esperan en Gilgal. El esperar para recibir instrucciones de parte de Dios es lo que todo cristiano encuentra como la cosa más difícil de hacer en la vida.

Algunos de nosotros, por la gracia de Dios, pudiéramos haber establecido una posición avanzada en la tierra de bendición, por que por fe hemos cruzado el Jordán. En el entusiasmo del momento nos hubiéramos comenzado a apresurar a tacar y barrer con todo lo que tengamos por delante. Ahora tenemos una tremenda guerra ante nosotros al buscar establecernos nosotros mismos en la tierra de bendición, y antes de que Dios nos confíe algunas batallas y victorias hay algunas lecciones saludables que debemos aprender.

Gilgal se convirtió en suelo sagrado para el pueblo de Israel. A través de todo este libro de Josué descubrirán que Gilgal era la base de todas sus operaciones en contra del enemigo. Era también un lugar al cual Josué frecuentemente volvía en medio de sus batallas. Después de sus victorias, y ocasionalmente después de sus derrotas, se encontraba una y otra vez de vuelta en Gilgal.

No solo era la base de operaciones y a menudo el punto de enfoque para el reajuste, sino que siempre era la línea de comunicación entre los frentes de batalla, y Gilgal tenía que mantenerse despejado. Este fue el lugar en donde entraron a la tierra, su base de abasto, por así llamarlo. Si el pueblo de Dios iba a vencer en la lucha, debe haber siempre un camino despejado entre el frente de batalla y la base, entre la tierra de bendición y Gilgal, y nunca debe haber nada que bloqueé la línea de comunicación.

Existen seis lecciones esenciales que el Cristiano tiene que aprender en Gilgal. Dos de estas lecciones, acerca de las cuales vamos a aprender en este capitulo, son absolutamente vitales para todo hijo de Dios si es que este va a entrar en la vida de victoria y liberación. Este no es solo un camino a la victoria en la vida del Cristiano, sino el camino a la victoria. No existen dos caminos en la Palabra de Dios. Este no es el camino del fanático o del maniático, o el camino que algunos Cristianos extremos y peculiares pudieran tomar. Mi deseo es mostrarle a usted el único camino a la liberación, el único camino sobre el cual le es permitido viajar, hijo de Dios, si es que va a tener la experiencia de la victoria de la cruz en si vida.

En primer lugar, Gilgal era un lugar de remembranza. En los primeros versículos del cuarto capitulo, Dios manda a Josué que tome doce piedras de en medio del río y que las pusiera del otro lado del Jordán como un monumento conmemorativo de lo que había pasado ese día. Josué tomo las piedras del lugar en donde habían estado firmemente puestos los pies de los sacerdotes en el Jordán. Y no solo eso, pero leemos en l versículo nueve que tomo otras doce piedras y que las puso en medio del río. Excepto cuando el Jordan estuviera inundado, estas piedras serían visibles en todo tiempo del año—en el centro del río en donde los pies de los sacerdotes habían estado, y, por favor note que también por donde el pueblo paso.

Cuando fuera que Josué regresara de sus derrotas, que solo fueron ocasionales, y de sus victorias, que fueron abundantes, y, de hecho no solo cuando Josué regresara, sino que cuando las generaciones futuras regresaran siempre preguntarían, “¿Que significan esta piedras?” Y la respuesta que debía darse, en el décimo verso de este capitulo, fue simplemente esta, que en ese lugar los pies de los sacerdotes habían estado firmes “hasta que se hizo todo lo que Jehová había mandado a Josué que dijese al pueblo.” “¿Y que quiere decir todo eso?” dirá alguien. “Una historia muy interesante pero ¿que tiene que ver esto conmigo?”

Mucho, mi amigo. El mejor comentario de la Biblia es la Biblia misma, y si alumbro con la revelación del Nuevo Testamento esta historia del Antiguo Testamento, soy puesto frente a frente con el tema de la Biblia entera: la muerte y la resurrección de Jesucristo nuestro Señor. Allí en el Calvario Jesús murió; allí El estuvo firme hasta que todo lo que Dios el Padre mandó al hijo que dijera a Su pueblo terminó de decirse. Allí El terminó la obra final y perfecta de la salvación de la raza humana. Allí, una vez por todas, el problema fue arreglado, y ahora no hay controversia entre el cielo y la tierra sobre el asunto del pecado como nosotros entendemos el termino, por que el asunto hoy es un redentor rechazado, crucificado y despreciado. Los pecados del hombre, tan asquerosos como pudieran ser, o tan pequeños como pudieran ser; o tan repugnantes como pudieran ser, o tan respetables como pudieran ser fueron  resueltos una vez y para siempre en el Calvario.

Pero hay algo más que eso: no solo bajaron los sacerdotes a la rivera de río, como usted podrá observar, sino que el pueblo también bajó. El significado más profundo, real y maravilloso del Calvario no es solo que Jesús murió por mis pecados, sino que yo morí con El y en  El. Sin una revelación verdadera a su corazón de esto, nunca será un Cristiano Victorioso.

Escuche el lenguaje que usó el Apóstol Pablo al hablar de esto: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mi” (Gálatas 2:20); “Si uno murió por todos, luego todos murieron” (II Corintios 5:14); “Sepultados juntamente con El para muerte por el bautismo. . . a fin de que como Cristo resucitó de los muertos. . . así también nosotros andemos en vida nueva” (Romanos 6:4). La base completa de operaciones, la base de abasto para la Victoria Cristiana es el entendimiento—cuando menos sino con su mente, entonces con su corazón, y su aceptación de esta verdad—que Jesús no se encontraba solo sobre la cruz, sino que todos lo que son suyos pasaron por la muerte con El.

Hace algunos años en Keswick, en Inglaterra, en una de nuestras grandes reuniones misioneras anuales, una misionera que había vuelto de China estaba dando su testimonio. Ella dijo que antes de ir al campo misionero una amiga de ella le dijo, “¿Para que vas a ir a enterrarte en China? No soportarás el clima—estarás muerta en seis meses.” ¡Que concejos tan alentadores para una misionera!

Pero la misionera se volvió a su amiga y le dijo, “Mi querida niña, quiero que sepas que yo morí hace cinco años. Cuando Jesús me llamó a China, incline mi cabeza en la cruz y morí a todo excepto para Dios y la China.” Y yo se que esta chica murió a la posibilidad de tener un esposo, un hogar, a su familia, a las comodidades, a los placeres, a los lujos, todos los cuales estaban a su alcance.

Eso, ante los ojos de Dios y de los ángeles en el cielo, es el único significado racional de la cruz. No hay ningún otro camino para ninguno de nosotros. Cuando Dios nos habla en Jesús, cuando Dios nos revela a Su Hijo colgado en el madero, el nos pide asentir en nuestras mentes y en nuestros corazones a la verdad de que nosotros morimos con El.

Ahora, yo me imagino que muchos de ustedes tienen grandes visiones de algún gran proyecto que van a llevar a cabo para Dios, pero siempre están planeando y pensando en algún método por medio del cual podrán ganar almas para Jesús. Muy bien, pero esto no es lo mejor. Lo mejor que Dios tiene para usted es el ¡morir! Por que Dios no tiene ninguna otra cosa en absoluto para el más refinado, educado, hombre o mujer de negocios, o, del otro lado de la moneda, para el pecador más derrochador. No tiene nada para ninguno de nosotros, fuera de Cristo, excepto juicio y muerte; debe ser “¡Jesús solamente!” La cosa que Dios esta llamando a alguna gente a hacer, gente que quiere hacer grandes cosas para El, es morir con Jesús.

¿Que significa la cruz para usted? Haríamos bien en detenernos y hacernos nosotros mismos esta pregunta. Antes de que Dios eleve a Su pueblo a la victoria, a la gloria de Su reino, El lo baja hasta las profundidades del Jordan. Les pide que estén dispuestos a morir, por, el llamado Salvador, “Al menos que el grano de trigo caiga al suelo y muera, permanece solo: pero si muere, da mucho fruto” (Juan 12:24).

Permita que el Espíritu Santo de Dios aplique esta pregunta a su corazón: “¿Ha muerto con Cristo?” ¿Ha muerto a su reputación? ¿A su punto de vista? ¿A su auto estima? ¿Ha muerto aun a las cosas preciadas y normales, las cosas naturales de la vida, pero que no son la voluntad de Dios para usted? ¿Esta usted enfrentando el futuro de su vida con una ambición de servir a Dios? ¿Escogerá el campo misionero? o, ¿Escogerá a su novia o su novio quien no ha sido llamada (o) al lugar a donde Dios le esta llamando a usted?

O Cruz que mi cabeza alzó,
No me atrevo a huir de ti.
Al polvo de la gloria de la vida muero,
Y del suelo brota vida eterna
Color rojo carmesí.

¿He muerto yo? Gilgal es un lugar de remembranza. Pero, gracias al cielo, nuestra imagen presentada aquí no solamente esta en lo negativo sino también en lo positivo—Gilgal es el lugar de la resurrección.

Y el pueblo subió del Jordán el día diez del mes primero,” dice el versículo 19 del capitulo 4, “y acamparon en Gilgal.” En el décimo día del primer mes, exactamente 40 años antes, habían salido de Egipto. El cordero pascual había sido sacrificado, la sangre había sido rociada, y el pueblo había sido liberado de la esclavitud de Egipto. Pero durante cuarenta años habían deambulado por el desierto de la carnalidad, incredulidad, y desobediencia. Ahora habían cruzado el Jordan y estaban acampados en Gilgal

¿Sabe usted lo que la palabra Gilgal significa? Significa que el oprobio había sido quitado. Quiero decir aquí que cualquier creyente, hombre o mujer, niño o niña, viviendo en el desierto de la carnalidad y de la derrota, y fracaso espiritual, vive en oprobio o vergüenza. Pero si hemos establecido un puente, y hemos psado el Jordan, el oprobio o vergüenza ha sido quitado, y Gilgal es un ligar de resurrección.

“[Ellos] pasaron el Jordan el décimo día del primer mes,” y todos salieron, aunque pudiera ser que años después pudieran decidir volver al desierto. Permítame recordarle que el hombre verdaderamente regenerado por el Espíritu de Dios no se puede perder, sin embargo aquel que entra en la tierra de la promesa y pisa en el lugar de victoria puede perderla y volverse al desierto,  y puede terminar su vida al mismo borde de volver a Egipto una vez mas. Por eso es que el apóstol Pablo dijo, sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado.” (I Corintios 9:27). No se imaginen que el hombre pueda recibir una segunda bendición que lo ponga en la finalidad de la gracia. Puede que entre en la tierra de bendición, pero al siguiente día volverse al desierto. Puede que llegue a la victoria, pero al siguiente día estar en las ataduras del fracaso si no es un hombre que observa esta regla: Gilgal es el lugar de resurrección.

Esta es una historia interesante, pero ¿que significa para usted y para mí? Solo esto: “…aun estando nosotros muertos en pecados, [Dios] nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús,” (Efesios 2:5–6). ¡Esto llena mi alma de emoción! ¿Puede usted ver el significado de ello?

Si usted nunca a saboreado la victoria, si usted nunca a entrado a la libertad con que Cristo nos ha hecho libres, usted encontrará las bases para toda enseñanza que tiene que ver con la liberación del pecado solo aquí. No solo somos identificados con Jesús en Su muerte, sino que somos uno con El en Su resurrección, y somos uno con El en Su ascensión. Todos morimos con El, todos descendimos al sepulcro con El, y todos resucitamos con El la mañana de aquel primer domingo de resurrección, ascendimos con El a los lugares celestiales, y nos encontramos en esos lugares hoy, por encima de todos los principados y potestades.

Pero quizás usted diga, “Yo estoy sentado aquí, nunca sintiendo mis pies mas bien plantados sobre la tierra que ahorita. ¿Que me quiere decir, que me encuentro flotando en lugares celestiales con alas y harpas?” Eso no fue lo que dije, pero quizás usted pensó que es implícitamente lo que estoy diciendo.

¿Me permite explicárselo? “Esperamos,” dice el apóstol Pablo, “la redención de nuestro cuerpo” (ver Romanos 8:23). La esperamos; vivimos aquí en nuestra carne, en un cuerpo que esta bajo el golpe y efecto del pecado original del hombre. Mientras nos encontremos en este mundo estaremos muy consientes de que habitamos en un cuerpo de corrupción y muerte. Estamos constantemente con el, y conocemos su naturaleza, juntamente con sus apetitos y sus deseos.

Cuando Cristo murió, la vida del yo murió, y El llevó una nueva vida al trono de Dios cuando ascendió al cielo, y El derramó en los corazones de los creyentes una vida que está muy por encima de los principados y las potestades, una vida que se encuentra sentada con El en los lugares celestiales. En la carne, yo estoy aquí en la tierra, pero en el espíritu yo me encuentro en el cielo. En la carne yo me encuentro siendo susceptible al diablo. En el espíritu me encuentro con mi Señor en gloria.

¿Cual va a controlar mi vida, mi cuerpo o mi espíritu? ¿Que es lo que va a decidir lo que será mi carrera cristiana, mi carne de mortalidad y fracaso, o el espíritu de libertad que Dios ha puesto en mi? ¿Voy a pasar mi vida cristiana atado como victima a este cuerpo de pecado, tentaciones y pasiones? O por fe voy a tomar el lugar en donde me encuentro en espíritu con el Señor Jesús y decirle al diablo, “Vete. No tendré nada que ver contigo”?

Pienso en los jovencitos y jovencitas que entran al ministerio y que van a ser obreros del Señor, que tiene que lidiar con este asunto. ¿Puede usted ver la nueva posibilidad, puede usted entender que o usted va dejarse ser victimado por la carne, o va a permitirse ser conquistado por el Espíritu Santo?

Puede que le parezca un sueño, pero es la fe lo que lo hace real, y lo único que satanás puede hacer es poner dudas en su mente y decirle que esto no es verdad, cuando la Palabra de Dios nos dice que si es verdad. Cualquier cristiano que, por fe, toma su posición en el terreno de la victoria es invencible. Aquel que entra por fe y toma esa vida que esta muy por encima de todo principado y potestad se encuentra más allá del alcance del diablo. Gilgal es el lugar de resurrección.

Si cualquier israelita hubiera vuelto a pasar el Jordan para regresarse al desierto, la piedras que se encontraban en el centro del río hubieran testificado a gritos en contra de el. Las piedras que se encontraban en el río hubieran clamado en protesta, en contra de que un pueblo unido en la redención y puestos juntos en el terreno de victoria se volviera al desierto. Pregunta, ¿Los estándares de su vida cristiana, su mundanalidad y transigencia y pecaminosidad, causan que la tumba vacía del Señor Jesús clame en protesta? Vuélvase al lado de la victoria una vez mas: usted ha sido puesto allí.

Gilgal es el lugar de resurrección, pero es de resurrección solo en la misma medida que es de remembranza. Es vida solo en la medida en la que es muerte. Es victoria solo en la medida en la medida en la cual he sido humillado. Es triunfo solo en la medida en la que he descendido al sepulcro con el Señor. 


Vida  Cristiana Victoriosa: Estudios en el Libro de Josué 
Copyright © 2007 by the Redpath Family

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