jueves, 18 de noviembre de 2010

La Vida Cristiana Victoriosa Capitulo Dos

por Alan Redpath

El Hombre Que Dios Usa

Joshua 1:9

Y Josué mandó a los oficiales del pueblo, diciendo:
Pasad por en medio del campamento y mandad al pueblo, diciendo: Preparaos comida, porque dentro de tres días pasaréis el Jordán para entrar a poseer la tierra que Jehová vuestro Dios os da en posesión.
 También habló Josué a los rubenitas y gaditas y a la media tribu de Manasés, diciendo:
Acordaos de la palabra que Moisés, siervo de Jehová, os mandó diciendo: Jehová vuestro Dios os ha dado reposo, y os ha dado esta tierra.
Vuestras mujeres, vuestros niños y vuestros ganados quedarán en la tierra que Moisés os ha dado a este lado del Jordán; mas vosotros, todos los valientes y fuertes, pasaréis armados delante de vuestros hermanos, y les ayudaréis,
hasta tanto que Jehová haya dado reposo a vuestros hermanos como a vosotros, y que ellos también posean la tierra que Jehová vuestro Dios les da; y después volveréis vosotros a la tierra de vuestra herencia, la cual Moisés siervo de Jehová os ha dado, a este lado del Jordán hacia donde nace el sol; y entraréis en posesión de ella.
Entonces respondieron a Josué, diciendo: Nosotros haremos todas las cosas que nos has mandado, e iremos adondequiera que nos mandes.
De la manera que obedecimos a Moisés en todas las cosas, así te obedeceremos a ti; solamente que Jehová tu Dios esté contigo, como estuvo con Moisés.
Cualquiera que fuere rebelde a tu mandamiento, y no obedeciere a tus palabras en todas las cosas que le mandes, que muera; solamente que te esfuerces y seas valiente.
 —Josué 1:10–18

Hemos comenzado pensando en el significado interior del libro de Josué. El mandamiento de Dios fue, “Pasa este Jordán, tú y todo este pueblo, a la tierra que yo les doy.” Esto abrió para nosotros la posibilidad de una vida en un plano más elevado, la liberación de una experiencia de derrota en el desierto a una experiencia de victoria, aun cuando tenga que ser a través de batallas y conflictos.

Estoy seguro de que en el corazón de todos nosotros existe un clamor “¿Cómo puedo ser una persona que Dios pueda usar?” ¿Que clase de persona es en la que Dios confía con el liderazgo espiritual? Pensemos por un momento en el líder que Dios asignó, Josué. A punto de entrar en esta nueva era de responsabilidad, la palabra de Dios para Josué fue, “Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas.” (Josué 1:9).

¿Significa esto que todos debemos de ser fuertes si es que vamos a ser lideres en la obra de Dios? Si, así es, existe muy poca esperanza para cualquiera de nosotros. De la misma manera en la que lo hizo Pablo, nosotros a menudo exclamamos, Y para estas cosas,  ¿quién es suficiente?” Sin embargo no fue solo una vez sino varias  veces en las que Dios habló a Josué y le dijo, “te mando que te esfuerces.” ¿Por que? Seguramente por que Josué estaba consciente de su insuficiencia y su debilidad. El  nunca pensó que este honor le pudiera ser otorgado a el. El estaba completamente conforme con ser el segundo, y ser el siervo y ministro de Moisés. Pero un día llegó el llamado y su corazón le falló.

Dios le dijo, “esfuérzate,” y cuando Dios dijo eso, significaba que el hombre al que se lo había dicho, se sentía débil. Dios dijo, “No temas,” lo que quiere decir que el hombre a quien se lo dijo tenía temor. Dios dijo, “No desmayes,” lo que quiere decir que el hombre a quien se lo dijo podría dejar su obra muy fácilmente. Pero cuando los hombres se sienten así, Dios viene y los eleva al liderazgo y a la responsabilidad.

La mayoría de nosotros, y Dios nos perdone por esto, somos demasiado importantes para que Dios nos use. Estamos llenos de nuestros propios planes y nuestras propias maneras de hacer las cosas. Dios tiene que humillarnos, quebrantarnos y vaciarnos de nosotros mismos. De hecho tan bajo nos tiene que llevar Dios, que necesitamos toda palabra de animo del cielo que podamos obtener para poder tener la habilidad, para poder emprender la obra y atrevernos a movernos hacia delante en la voluntad de Dios. El mundo habla de la supervivencia del más fuerte, pero Dios da poder al débil y da fuerzas a los que no las tienen. Él perfecciona su poder en la debilidad; Él usa lo que no es, para deshacer lo que es. Si Pablo hubiera sido tan elocuente como se consideraba a si mismo menospreciable en palabra, nunca hubiera podido haberse convertido en el gran apóstol.

Considere conmigo entonces, tres fuentes de la fuerza de Josué el líder del pueblo de Dios. Ante todo, debo pedirle que observe que lo que tenemos aquí es a un hombre fiel. El versículo uno de este capitulo menciona que Josué era el servidor o ministro de Moisés. Que palabra tan maravillosa es esta palabra en el libro; la palabra “servidor o ministro.” En la Gran Bretaña usamos a menudo la palabra “ministro” en lugar de “pastor.” El ministro es una persona que esta preparada, no para dominar a la gente sino para servirles por causa de Jesús. La fidelidad sobre algunas cosas es siempre demandada para poder gobernar sobre muchas cosas.

Si Josefo el historiador es acertado en su recuento de la historia, Josue había vivido durante cuarenta años bajo servidumbre en Egipto. El había conocido lo que eran las durezas, la frustración, la crueldad y la intolerancia de los capataces. Durante cuarenta años el había soportado pacientemente la peregrinación por el desierto. En el curso de ese viaje el había luchado en contra de y había derrotado a, los enemigos del pueblo de Dios, los amalecitas. Josue había entrado en la Tierra Prometida, y había vuelto con el reporte de la minoría. El había visto a los gigantes, pero el creía que su Dios podía vencerlos. Y después de ochenta años de fiel servicio tras las escenas, de repente Dios le habla y lo llama a asumir la posición de liderazgo de este poderoso ejército.

¿Quien puede decir hoy para lo que Dios nos está preparando? A menudo murmuramos contra la estreches de nuestros deberes cotidianos. A menudo pensamos que somos dignos de algo mayor. Nuestra pequeña esfera de servicio parece ser tan inadecuada y tan indigna. Pero yo quiero decirte cada hora es esencial si Dios te va a convertir en alguien a quien El pueda usar.

Tenemos que padecer si es que vamos a reinar. Debemos descender antes de ascender.  La voluntad de Dios para el hombre no viene a través de cosas grandes sino a través de cosas pequeñas. Si cumplimos con la más pequeña de las responsabilidades y dignificamos el menor de los deberes con la mejor respuesta de nuestra mente, corazón y personalidad, un día Dios nos va a relevar de las cosas pequeñas y nos dará cosas más grandes para hacer.

En la cocina de un pequeño departamento en Londres la esposa de un amigo mío tiene un pequeño lema sobre el lavaplatos que lee así: “Un servicio divino se lleva acabo aquí tres veces al día.” Creo que esto tiene cierto aliento del cielo. Es nuestra fidelidad en estas cosas pequeñas que nos habilita para ser los hombres y mujeres a los cuales, algún día, Dios les podrá confiar cosas grandes.

Pero si esta es la cualificación para el liderazgo, debemos entonces renunciar ahora mismo. Ninguno de nosotros hemos hecho siempre las cosas que nadie puede ver, tan minuciosamente como las que todos ven. Todos hemos buscado servir a Dios en un momento u otro por lo que pensamos que nosotros podemos ganar por ello, miserables hombres y mujeres que somos. No nos atrevemos a enfrentar el futuro y decir que hemos sido fieles en el pasado. ¿Debemos entonces renunciar? Oh, no, espérense un momento.

Josué era solo una sombra; nuestro Señor Jesucristo es la realidad. Cuando Jesús surgió del anonimato El ya había pasado por treinta años de preparación — para solo tres años de ministerio. El estaba sujeto a Sus padres, El conocía la disciplina de Su hogar, El le dio dignidad al trabajo duro, trabajando como carpintero en Nazaret. Nada imperfecto se produjo jamás en esa carpintería. Jesús asistía a la iglesia local cada domingo, y, si me permiten decirlo, esta era una iglesia muerta. El vivió en un hogar en donde su punto de vista era completamente mal entendido en su propio círculo familiar.

Pero un día El dio el paso para salir del anonimato, fue bautizado, y entro a lo que fue Su ministerio. Luego una voz habló desde el cielo y dijo, “Este es Mi Hijo amado, en quien tengo complacencia.” El sello del cielo fue puesto sobre sus treinta años de anonimato en casa.

Jesús de Nazaret vive hoy; El es la Cabeza de la Iglesia. El puede llenar a Su pueblo de Su gloria y con Su poder para que la fidelidad de Su vida humana pueda ser impartida a ellos por el Espíritu Santo. El puede restituir los años que la oruga se comió. Ninguno de nosotros debemos permitir que los fracasos pasados nos estorben para que nuestros pies se muevan hacia delante a hacer lo que creemos que es la voluntad de Dios. Si algún cristiano descorazonado esta leyendo este libro, alguien que sienta que su pasado le estorbará para tomar su responsabilidad en el ejercito de Dios, yo lo llamo, en el nombre de mi Maestro y le digo, te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas.”

La segunda cualificación del liderazgo es un llamado distintivo: “Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé. Esfuérzate y sé valiente; porque tú repartirás a este pueblo por heredad la tierra de la cual juré a sus padres que la daría a ellos.  (Josué 1:5–6). Esta es la segunda fuente de fortaleza para el liderazgo espiritual—un llamado distintivo. Josue sabía perfectamente bien que Canaán estaba infestado de miles de enemigos. El sabía que cada pulgada de avance sería retado por el enemigo. Pero el hombre que esta seguro de haber sido llamado por Dios es invencible. Ciertamente el esta conciente de sus deficiencias; el esta al tanto de todas la ciudades fortificadas que existen en la tierra, y del ancho río que tendrá que cruzar antes de llegar a ella. El sabe algo acerca de las burlas y la critica que para siempre serán la porción de aquellos se atreverán a estar firmes por Dios. Pero, volviéndose de todo esto al propósito revelado de Dios, se entrega a si mismo total y completamente a ser el canal por medio del cual la voluntad divina se puede llevar acabo.

Por lo tanto, en relación a los muchos deberes que se pudieran llevar acabo para Dios, quiero decir muy seriamente que la pregunta suprema no es “¿Esta usted calificado?” sino “¿Ha sido usted llamado?” ¿Está usted haciendo todo lo que puede para alcanzar una posición, o ha sido llamado por Dios? Responda esto al Señor en Su presencia. Nada es más importante en su vida que la respuesta a esta pregunta.

Un ministro en Londres fue a ver a un amigo suyo, que dijo, “Oí que habías tenido un avivamiento en tu iglesia.” “Si,” respondió el ministro, “hemos tenido un tiempo maravilloso.” “¿Y cuantas adiciones a las filas de tu iglesia se han logrado?” “¡Adiciones, hermano! ¡Hemos logrado benditas sustracciones!”

Si alguno de ustedes esta buscando una posición de poder en su iglesia, mi esperanza es que usted renuncie a ella —o que este bien con Dios. Necesitamos hombres de Dios, hombres que han sido quebrantados por el Espíritu de Dios, hombres que solo desean la gloria de Dios en nuestras iglesias hoy.

Mi oración es que Dios levante a un poderoso ejercito de hombres, humillados, quebrantados, que tomen su posición por que están seguros de que Dios los ha llamado. Si esto se da, el río estará enfrente de nosotros, pero, alabado sea el Señor, nosotros lo podremos cruzar. Atacaremos las ciudades fortificadas; Dios abrirá camino por Sus montañas, el río se secará, y las ciudades caerán. Todo lo que el pueblo de Dios tiene que hacer es avanzar con el Señor Jesucristo.

Le recuerdo al Maestro Mismo, que estaba tan seguro de Su vocación. ¿De donde saco las fuerzas para ir decidido a Jerusalén? ¿De donde recibió el poder para subir el monte del Calvario y permitir que lo crucificaran, en debilidad, pero también con gran poder? Note: “No he venido para hacer mi propia voluntad, sino la del que me envió.” “Me deleito en hacer Tu voluntad o Dios.” “Mi alimento es hacer la voluntad de aquel que me envió a terminar Su obra.” Nunca ni por un minuto, en toda Su vida, permitió nuestro preciado Señor que algo estorbara a la voluntad de Dios.

Ese es el secreto del poder. Si existe algo en su corazón que lo este alejando del camino que Dios ha escogido, decida hoy. Nunca permita que nade este entre usted y Dios. Tenga un llamado seguro.

La tercera fuente del poder y la fortaleza para el liderazgo Cristiano es la palabra de Dios habitando en el creyente. Note Josué 1:8: “Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.” Aquí estaba la presencia de Dios asegurada y hecha realidad en la experiencia diaria por la Palabra de Dios habitando en Josué.

A través de La Palabra de Dios, el Espíritu de Dios viene con plenitud sobre su vida, y habita en su corazón. He aquí el secreto de todo poder en el liderazgo: de ser poseído por el Hijo de Dios, ser fortalecidos por Su poder habitando en nosotros, y para ser llenados de Su Espíritu. Y este es el único camino: “De día y de noche meditarás en él.” No existen atajos para alcanzar la santidad.

Le estoy diciendo esto por experiencia personal, y, yo creo, mientras lo tomo del Antiguo Libro, que si el hombre ha de ser santo tiene que ir a Dios en oración y meditar en Su Palabra. Si el hombre ha de caminar con Dios, si el hombre ha de vivir una vida santa, si el hombre va a asumir autoridad y mantenerla, por que Dios lo mantiene allí, este tiene que saber lo que es pagar el precio a puerta cerrada—a menudo hasta su propia familia deberá permanecer del otro lado—por que ningún líder cristiano es tan eficaz en su liderazgo como cuando se encuentra de rodillas a solas con Dios.  

No tengo ninguna formula mágica para la santidad; no tengo palabras mágicas que ofrecerle; no tengo atajos para obtener o llegar al poder espiritual para ninguno de ustedes. Lo único que puedo hacer es decirles: Vuélvase a su Biblia; “medite en ella de día y de noche,” y póstrese delante de Dios sobre su rostro en oración. Por que las más grandes transacciones de la experiencia del hombre son hechas, no en la iglesia, sino tras puertas cerradas.

Este es el camino que siguió el Señor. El Señor Jesús creía en la autoridad de Su Biblia, el Antiguo Testamento. El lo citó como la única base para el lazo matrimonial; citó la historia de Jonás como prueba de Su resurrección. El usó Su Biblia en la tentación, y en numerosas ocasiones cuando fue confrontado por el diablo, El dijo, “Escrito está.” Si, Su poder surgía de sumergir todo aspecto de Su vida en la Palabra de Dios.

“Las palabras que yo les digo,” dice el Señor Jesús, “estas son espíritu y son vida.” estar saturados de las Palabra de Dios es estar seguros de la presencia de Dios. Entonces, alabado sea Dios, Ninguna arma forjada contra nosotros prosperará, y condenarás toda lengua que se levante contra ti en juicio. Aunque el horno se calentara siete veces mas, El está con nosotros, y aunque el río sea ancho y profundo, El ha prometido que nos anegará. “No temas, por que Yo estoy contigo.” Entonces el débil se convierte en vencedor y el don nadie en un canal a través del cual El Expresa Su voluntad. ¡Ese es el hombre a quien Dios usa!

Un pasado fiel, una vocación sólida, estar llenos de La Palabra de Dios— ¿Que podemos hacer para probarnos dignos de El? Tomemos nuestra debilidad, y nuestro temblor, y nuestro temor y llevémoslos delante de El; que haya absoluta sujeción al poder de Su Espíritu Bendito. Pidamos que todas estas cualidades que fueron reveladas en Cristo sean impartidas a nosotros, para que puedan ser reales un su vida y la mía.

Hay un precio que se tiene  que pagar. ¿Está usted dispuesto a pagarlo? Cancele toda responsabilidad en su vida que no sea lo que usted cree que es la voluntad de Dios para usted. Deliberadamente rehúse cualquier compromiso que pudiera estorbarle para meditar en Su Palabra. Vivimos en una era que ha perdido el arte de permanecer callado con Biblia abierta delante de nosotros esperando que Dios hable.

Practique la santidad, comenzando ¡hoy! Si ha estado buscando una posición solo por la posición, renuncie a ello, o, a solas con Dios, confiese su pecado y póngase bien con El. Después, a través de la iglesia y todo su liderazgo, la luz celestial, la autoridad celestial, el poder celestial, serán expresados, y el río de Dios con seguridad fluirá a través de cada uno de nosotros para bendición de los demás. 

Vida  Cristiana Victoriosa: Estudios en el Libro de Josué 
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