miércoles, 3 de agosto de 2011

La Vida Cristiana Victoriosa Capitulo Once

Por Alan Redpath

Estrategia Enemiga

Josué 9:3

Mas los moradores de Gabaón, cuando oyeron lo que Josué había hecho a Jericó y a Hai,
usaron de astucia; pues fueron y se fingieron embajadores, y tomaron sacos viejos sobre sus asnos, y cueros viejos de vino, rotos y remendados,
y zapatos viejos y recosidos en sus pies, con vestidos viejos sobre sí; y todo el pan que traían para el camino era seco y mohoso.
Y vinieron a Josué al campamento en Gilgal, y le dijeron a él y a los de Israel: Nosotros venimos de tierra muy lejana; haced, pues, ahora alianza con nosotros.
Y los de Israel respondieron a los heveos: Quizá habitáis en medio de nosotros. ¿Cómo, pues, podremos hacer alianza con vosotros?
Ellos respondieron a Josué: Nosotros somos tus siervos. Y Josué les dijo: ¿Quiénes sois vosotros, y de dónde venís?
Y ellos respondieron: Tus siervos han venido de tierra muy lejana, por causa del nombre de Jehová tu Dios; porque hemos oído su fama, y todo lo que hizo en Egipto,
y todo lo que hizo a los dos reyes de los amorreos que estaban al otro lado del Jordán: a Sehón rey de Hesbón, y a Og rey de Basán, que estaba en Astarot.
Por lo cual nuestros ancianos y todos los moradores de nuestra tierra nos dijeron: Tomad en vuestras manos provisión para el camino, e id al encuentro de ellos, y decidles: Nosotros somos vuestros siervos; haced ahora alianza con nosotros.
Este nuestro pan lo tomamos caliente de nuestras casas para el camino el día que salimos para venir a vosotros; y helo aquí ahora ya seco y mohoso.
Estos cueros de vino también los llenamos nuevos; helos aquí ya rotos; también estos nuestros vestidos y nuestros zapatos están ya viejos a causa de lo muy largo del camino.
Y los hombres de Israel tomaron de las provisiones de ellos, y no consultaron a Jehová.
Y Josué hizo paz con ellos, y celebró con ellos alianza concediéndoles la vida; y también lo juraron los príncipes de la congregación.
 —Josué 9:3–15

Todas nuestras constantes luchas como cristianos tienen un solo objetivo: plena salvación y completa liberación del pecado. Una batalla ganada no necesariamente significa una guerra victoriosa. Pero por otro lado, una batalla perdida nos significa que no hay esperanza. Mientras exista el pecado, el conflicto sigue. Mientras usted y yo vivamos en cuerpos cuya redención aun esta en el futuro, sabremos continuamente lo que significa ser tentados. Ningún pecado o maldad es insignificante o puede tomarse a la ligera: el transigir con Satanás es darle cabida al desastre.

La causa de la derrota es descubierta en la oración pero se necesita más que la oración para recuperar el terreno perdido. No sometemos al enemigo de nuestras almas en un momento repentino de victoria—el proceso de liberación es gradual. La fe en, y la obediencia a, nuestro gran Comandante en jefe son los secretos para la vida victoriosa.

La ley de Dios le ha sido dada al cristiano no para que la admire, sino para que la obedezca. Esa ley, cumplida en la vida del cristiano por la presencia del Espíritu Santo de Dios en su vida, es el sello de la libertad en la cual vivimos. Al vivir en libertad, descubrimos lo que significa vivir victoriosamente.

Ahora, estas son algunas de las lecciones que confío que hemos estado aprendiendo. Déjenme recordarles que el secreto para ganar una guerra se encuentra en la estrategia. Note cuan cuidadosamente fue planeada por Josué la Guerra contra los habitantes de Canaán. Comenzó abriendo una brecha hacia el occidente de Jericó yendo hacia el centro de la tierra, dividiendo así a la oposición enemiga. Habiendo hecho eso, el viró hacia el sur para derrotar al enemigo sureño, y terminó con los del norte después. Fue una campaña cuidadosamente planeada.

Ahora, el problema con muchos de nosotros los cristianos es que no aplicamos la estrategia divina a nuestro diario vivir. ¡Si nuestra vida cristiana es como una escopeta de feria, no debemos preguntarnos porque fallamos más de lo que acertamos! Es muy a menudo que el cristiano se aplica a si mismo a la acción disciplinada o la guerra bien planeada contra el enemigo. El resultado es que muchos de nosotros somos completamente maniobrados por Satanás, quien si me permiten decirlo, es un maestro estratega. Recuerden, Satanás no es solo un león rugiente, es también una serpiente sutil, y el rugido del león es mucho menos peligroso que el siseo de la serpiente.

En el capitulo 9 de Josué llegamos a una clásica ilustración de la sutileza del enemigo, de sus artimañas, y de nuestra ingenuidad; pero gracias al cielo, también de la soberanía de Dios, quien invalida nuestros errores para Su gloria. Permítame, pedirle por lo tanto, que examine conmigo, las artimañas del enemigo de nuestras almas.

Usted podrá observar que las victorias de los israelitas habían atraído un ataque decidido de parte del enemigo. El primer versículo de este capitulo implica que la guerra entre las tribus de la tierra de Canaán había sido hecha a un lado. Las riñas insignificantes se habían olvidado; los asuntos secundarios habían sido sumergidos en un esfuerzo total de hacer retroceder a la oleada del ejercito invasor de Israel.

No debo permitirme divagar del objetivo principal aquí, pero antes de seguir adelante, debo decir que: cada victoria que el cristiano logra en su vida personal es una invitación al enemigo de su alma a atacarlo con todo lo que tiene. Cada vez que el hijo de Dios da un paso para entrar en la experiencia de bendición él está a punto de ser objeto de otro asalto del enemigo. Nuestras bendiciones y batallas van de la mano. Si usted esta siendo presionado por todos lados y se encuentra en lo mas espeso de la lucha, ¡alabe a Dios! Si esta encontrando que la tentación es casi demasiado para soportar y que la lucha es casi demasiado dura para seguir en ella, quiero que sepa que yo estoy tremendamente contento. Quizás usted se este sintiendo miserable, pero yo estoy completamente feliz por usted. ¡Esta es una buena señal! Si usted esta siendo tentado a diestra y siniestra es porque usted se encuentra atravesando por la voluntad de Dios en bendición.

Sin embargo, si usted se esta diciendo a si mismo, “Yo no se de lo que él esta hablando; yo no he sido tentado durante años; yo no se nada acerca de este tipo de cosas,” por favor vaya delante del Señor y pídale que le muestre lo que esta mal en su vida.

¡Si tan solo nosotros—al decir nosotros me refiero a la iglesia cristiana—hiciéramos a un lado todo asunto secundario para lanzar un ataque a fondo contra el enemigo! El problema es que estamos demasiado ocupados con la guerra entre las tribus, demasiado ocupados en tratar de acabar con riñas insignificantes, demasiado ocupados en discutir hasta los mas insignificantes detalles doctrinales (algunos de los cuales, al final, no van a importar mucho), demasiado envueltos en buscar lidiar con esta pregunta o aquella situación. ¡Debe haber porras que se echan en el infierno porque se ha logrado mantener a la Iglesia de Dios enterrada en estos problemas menores! Si tan solo aprendiéramos que nada menos que un ataque a fondo, unido por todo el pueblo de Dios es la única esperanza para la Iglesia de Dios en el siglo veinte, Satanás se daría cuenta de que ha ido demasiado lejos y que nosotros hemos aprendido de el.

Pero lo que quiero que usted observe de este capitulo es que, antes de lanzar ese ataque a fondo en contra de los israelitas, los habitantes de Canaán intentaron engañar a los israelitas para que hicieran una alianza con ellos. Después de todo, desde el punto de vista de los cananeos, una lucha no tenia mucha esperanza para ellos. Hasta aquí, los resultados habían ido en contra de ellos. Por lo tanto, en lugar de lanzar un ataque a fondo, se intentó de una manera muy sutil hacer una alianza segura.

Permítame refrescar su memoria. Los gabaonitas llegaron a escena en Gilgal y aparentaron haber hecho un viaje muy largo. Dijeron haber venido de una región en particular sobre la cual Josué no tenía ninguna autoridad, acerca de la cual Dios no le había dado mandamiento alguno. Para poder darle credibilidad a su historia, llegaron con zapatos viejos y vestidos desgastados y sucios, y con odres de vino rotos.

Además, fueron lo suficientemente astutos para no mencionar palabra alguna acerca de las derrotas de Jericó y Aí. Si ellos hubieran dicho algo acerca de Jericó y Aí les hubiera sido evidente a los israelitas que no habrían podido venir desde muy lejos. ¿Por qué si así fuera como era que hubieran oído las nuevas de lo que había pasado? Solo se refirieron a lo que ellos habían oído acerca de lo que los israelitas habían llevado acabo durante su peregrinación en el desierto. No solo eso, sino que afirmaron que respetaban y honraban y creían en el Dios de los israelitas.

A Satanás no le va a gustar esto—pues expondrá sus sutilezas. ¡Todo eso es absolutamente típico del Diablo! Él sabe completamente bien que un cristiano, un verdadero cristiano comprometido con el Señor,  no va a ser atrapado por medio de un ataque de frente. Él sabe que un hijo de Dios que ha estado buscando seguir estando con Dios y poder entrar en la bendición de Dios esta siempre en guardia. A alguien así no podrá hacérsele tropezar por medio de un ataque obvio.

Así que ¿Qué es lo que Satanás hace? Él nos presenta con la posibilidad de entablar ciertas alianzas que parecen ser insignificantes cuando las comparamos con nuestra devoción al Señor Jesucristo. Él nos habla acerca de cierta parte de nuestra vida sobre la cual, según él nos sugiere, el Señor Jesucristo no tiene ninguna autoridad y acerca de la cual Cristo no ha dado ningún mandamiento, que esta, por así decirlo, tan lejos en la circunferencia o periferia que en realidad no importará que escuchemos al diablo. Él nos reta en cuanto a la necesidad de que vivamos en completa y absoluta consagración. Él nos habla acerca del peligro de “exagerar demasiado.” Nos advierte acerca del peligro de hacernos “demasiado cerrados” en nuestra manera de pensar. Él dirá “ten cuidado, no quieres ser deslumbrado.” Él reclamará cuando menos una porción de nuestro tiempo y nuestro dinero y nuestra energía para que así, de vez en cuando al menos, seamos perezosos, indulgentes, o transigentes. Él hará todo lo que pueda para poder de una manera u otra engañarnos y lograr que nuestro testimonio cristiano pierda su filo. Él anda detrás de nuestro afecto, para que bajemos el estándar de nuestra vida cristiana, para causarnos que transijamos de vez en cuando.

¿Esta usted al tanto de sus tácticas? Me pregunto si el ha estado tratando de jugar este juego con usted, persuadiéndolo a que tome las cosas un poco mas a la ligera, que no sea tan exagerado, que no debe ir demasiado lejos. ¿Esta el buscando sugerirle a usted que hay cuando menos alguna parte de su vida sobre la cual, la soberanía de Cristo no es necesaria? Claro que si, recuerde que en toda su habladuría él ha dicho mentirosamente que cree en Dios; él siempre ha sugerido que él también es religioso. De hecho, él se ha declarado a si mismo absolutamente fundamentalista. El diablo es todo eso; el es absolutamente ortodoxo. ¡Ni por un momento iba el a descreer la Biblia! ¡Ni por un momento iba a el a descreer al Señor resucitado y al hecho de que Él volverá otra vez!

Porque él ha venido a usted con ese disfraz, quizás le ha hecho tropezar muy fácilmente. Él le ha sugerido a usted, que es el sentido común lo que se necesita usar en los negocios de la iglesia. Él le ha dicho a usted que tiene que ser muy practico en como conduce usted sus asuntos, especialmente en cuanto al dinero. Él le ha dicho que la fe es irracional, que el sentido común es lo que se debe practicar siempre. Porque él ha venido con esta apariencia, ha sido muy difícil detectar a Satanás. Él ha ofrecido ayudarle con todo su poder, cuando en realidad, el lo esta sutilmente llevando a su ruina. “No crean,” dice la Palabra de Dios, “a todo espíritu, sino prueben a los espíritus para que vean si son de Dios” (I Juan 4:1).

Es mucho más fácil lidiar con un Caifás que con un Judas, mucho más fácil enfrentar abiertamente a un enemigo que las sutilezas de las tentaciones de Satanás. Por primera vez en los registros del pueblo de Dios estuvo este día sobre tierra santa en el campamento en Gilgal una compañía de gente que de hecho eran enemigos de Israel. Los israelitas, apartados para Dios, dedicados a Él, se encontraban mezclados con aquellos a quienes Dios les había mandado destruir.

Lamentablemente, la tragedia de los gabaonitas ha entrado sigilosamente en la vida de la iglesia y en la vida cristiana personal, en la vida cristiana en los negocios y en la vida cristiana en el hogar. Satanás ha venido disfrazado y esta robando la fuerza misma de nuestro testimonio. Oh la sutileza del enemigo.

Pero déjeme señalarle, también, la tontería de los hijos de Dios. El lenguaje usado en el versículo 14 es una mala señal: “Los hombres de Israel no consultaron a Jehová.”

Parece ser que nos lleva mucho tiempo aprender la lección de que el descuido de la oración nos lleva siempre a tener problemas, y destruye el espíritu de discernimiento. El descuido de la oración sugiere que nos sentimos orgullosos de nuestro propio juicio, lo cual es fatal. Satanás como ángel de luz es muy creíble. Las vírgenes necias se parecían mucho a las prudentes. La cizaña sembrada en el campo es muy similar al trigo. La voz del asalariado se parece mucho a la voz del pastor. La pradera de Bypath corre al lado del Camino del Rey, y solo hay una pequeña franja de tierra entre los dos.

Muchas alianzas similares que han traído ruina a alguna iglesia o algún hogar, tristeza y derrota al cristiano, han comenzado exactamente de esta misma manera. Cuantos a través de los años han entrado a la membresía de la iglesia y se han declarado a si mismos como alguien que esta completamente del lado del Señor, solo para demostrar después de años, por medio de sus vidas que nunca conocieron nada del amor de Dios o de la victoria de un Cristo que vive en ellos, que trajeron ruina y no apoyo al testimonio. Cuantos miembros en la iglesia hay que sus vidas están vacías del amor de Cristo, que no tienen ninguna pasión por las almas, y que pueden vivir su vida sin importarles que los hombres se están yendo al infierno, y por lo tanto no pueden haber nacido de nuevo en Cristo, a pesar de todo lo que dicen creer.

Cuantos cristianos han descubierto que las cosas que en algún tiempo parecían no importar han arruinado su vida. El poder ha sido quitado de su vida cristiana porque le han dado cabida a Satanás, han escuchado a sus palabras tan creíbles, y se ha rendido en algún punto en la periferia de su vida. Luego el debilucho encuentra que su testimonio ha sido estropeado. Cuantos compraron “solo un ejemplar” de alguna revista que un cristiano no debería leer y comenzaron su caída en espiral. Cuántos han gastado dinero en algún lujo “solo una vez,” y así han comenzado su descenso. Cuántos jovencitos o jovencitas han sido atrapados en alguna relación por la falsa apariencia del cristianismo del otro.

Los peligros que bien podríamos evitar
Nos apuramos tranquilos a encontrar;
La ruta de acceso al camino del pecado
Pisamos sin tener ningún cuidado.
El viento que trae instinto de muerte—
Lo invitamos a fluir a nuestro rededor;
Y cuando nuestras manos deberían cerrarle la puerta
No ponemos a negociar con nuestro enemigo.

¿Cuál es la respuesta? ¿Cómo podremos nosotros igualarnos a Satanás y a sus tentaciones tan sutiles? Escúcheme. Nunca, nunca, NUNCA confíe en su propio juicio para nada. Cuando el sentido común dice que cierto curso es el correcto, levante su corazón a Dios, porque el camino a la fe y el camino a la bendición puede encontrarse en una dirección completamente opuesta a aquello que usted llama sentido común. Cuando haya voces que le digan que sus acciones son urgentes, que algo debe hacerse inmediatamente, refiera todo al tribunal del cielo. Luego si aun tiene dudas, atrévase a estar quieto. Si usted es llamado a actuar y no tiene tiempo de orar, no actúe. Si es llamado a moverse en cierta dirección y no puede esperar hasta que tenga la paz de Dios acerca de ello, no se mueva. Sea lo suficientemente fuerte y valiente para detenerse y esperar en Dios, porque nadie que espere en Dios será avergonzado. Esa es la única manera de vencer al diablo.

Pero alguien quizás contestará, “Todo lo que has estado diciendo a atravesado mi corazón como espada. Yo he cometido mi error; yo he hecho mi alianza en los negocios; he hecho mi alianza en el matrimonio, y con el paso de los años he sabido lo que significa sufrir por causa de ello.  Ahora solo puedo orar para que otra gente se salve de las cosas por las que yo he tenido que pasar. ¡Pero es demasiado tarde para mi!”

Oh, no, mi amigo, ¡esa es la mentira del diablo! Esta es la forma mas sutil que usa el para atacar: hacer que el cristiano cometa un error y luego susurrar a su oído, “Ahora si te tengo atado.”

Mire el versículo 21 en este capitulo: “Dijeron, pues, de ellos los príncipes: Dejadlos vivir; y fueron constituidos leñadores y aguadores para toda la congregación.” ¡Yo creo que esto es absolutamente emocionante! Me da tanto gusto que, al hablar yo de la sutileza de Satanás, puedo decirle que aun para las sutilezas de Satanás Dios tiene respuesta. Quizás cometamos nuestros errores, ¿Quién no los comete? Puede ser que perdamos nuestras batallas—todos lo hacemos. Pero escúcheme cristiano descorazonado y desanimado: la guerra aun puede ser ganada. Gracias a Dios que Él puede anular nuestros errores, aun hasta causar que la maldición se haga bendición. Estos gabaonitas fueron hechos leñadores y aguadores para la casa de Jehová. ¿No es eso maravilloso? Ellos fueron hechos leñadores para el fuego del altar, aguadores para los rituales de purificación en el templo. La misma cosa en la cual los israelitas fallaron en esta alianza y por la cual sufrieron, la volvieron en algo maravilloso. Aquellos que los habían engañado fueron humillados tanto que ellos eran la causa por la cual las llamas del altar permanecían encendidas, y fueron usados para purificar la adoración del pueblo de Dios.

Quiero que note usted que no se hace ninguna pregunta acerca de romper la alianza con Gabaón. De hecho, la historia futura revela que los israelitas se metieron en serios problemas cuando intentaron hacerlo. Saúl rompió la asociación con los gabaonitas, y el sufrió las consecuencias de ello. Compañero cristiano, si usted a cometido su error, perdió su batalla, y se encuentra a si mismo en dificultades, usted no puede hacer de esto su excusa para romper su palabra. El cristiano es un hombre (o debería serlo) de principios e integridad. Claro, que le advierto, que hay algunos pactos que mas vale romperlos que cumplirlos. Por ejemplo, el juramento de Herodes de darle a Herodías su hija lo que ella pidiera, por haberlo incitado por medio de su danza, lo cual de ninguna manera justificaba el asesinato. Por amor del cielo, rompa hoy mismo cualquier pacto hecho en pecado abierto y descarado.

Pero algún cristiano puede haber entrado en una alianza equivocada en los negocios o en el matrimonio, y se encuentra a si mismo atado a un gabaonita por el resto de su vida. ¿Qué con una situación como esta? La Palabra es la respuesta, no yo. “Si algún hermano tiene mujer que no sea creyente, y ella consiente en vivir con él, no la abandone. . . . . ¿qué sabes tú, oh mujer, si quizá harás salvo a tu marido? ¿O qué sabes tú, oh marido, si quizá harás salva a tu mujer? ” (I Corintios 7:12, 16). Claro, jóvenes que esto no puede ser tomado como razón para entrar en el matrimonio con una persona incrédula, porque si hacen eso, están desobedeciendo a la Palabra de Dios, que dice que no entremos en yugo desigual con los incrédulos.

Sin embargo, si usted entró en un matrimonio como este inadvertidamente y se encontró a si mismo atado en sociedad con un hombre o mujer que profeso ser cristiano o cristiana solo para ganárselo, pero luego y desde entonces le ha hecho pasar por un infierno aquí en la tierra, la Palabra de Dios enseña muy claramente que usted no puede deshacer esa alianza. Pero la Palabra también le dice que si viene con humildad de corazón y reconoce delante de Dios que ha pecado, Él causará que el gabaonita con el cual usted esta casado sea el medio principal por el cual usted vendrá a Dios en oración. La llama del altar de su amor por Jesús arderá intensamente, y a través de su vida muchos serán salvos.

Le sucedió a John Wesley. Y les ha sucedido a muchos hombres y mujeres desde entonces. Lo que ellos pensaron era una maldición, el error del cual ellos pensaron que nunca se iban a librar, que parecía haber arruinado su testimonio, fue usado por Dios para fortalecer su vida de oración y profundizar su devoción. ¡Dios volvió la maldición en bendición!

¡Oh, la maravilla del amor de Dios! ¡Oh, la inigualable gracia de Jesús! ¡Oh, la asombrosa providencia de Dios que nos toma con todos nuestros errores, todas nuestras derrotas, y todos nuestros pecados, y los anula todos para Su gloria! Él nos ha visto a la cara y nosotros lo hemos visto a Él, y hemos dicho, “Señor, lo siento me he equivocado. Pero, Señor, yo creo que Tu puedes restaurar los años que la oruga se ha comido. No permitiré que el diablo me haga caer y me mantenga caído. Me olvidaré de las cosas que han quedado atrás y me extenderé hacia las que quedan delante.”

He descubierto que aquello en lo que me he equivocado, el pecado que yo he cometido, el mal que he hecho, aun cuando la memoria de ello atormenta mi vida, es lo que ahora me lleva diariamente a la cruz para ser limpio, para recibir perdón, para obtener poder. El hombre infeliz que una vez estuvo atado por el pecado descubre que el mismo pecado que lo tenía atado es ahora la bendición que, más que cualquier otra cosa, lo trae a un servicio consagrado a su Salvador. ¡Que Salvador tan maravilloso es el que tenemos!

Vida  Cristiana Victoriosa: Estudios en el Libro de Josué 
Copyright © 2007 by the Redpath Family
Traducido por Carlos Alvarado

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