miércoles, 6 de abril de 2011

La Vida Cristiana Victoriosa Capitulo Ocho

Por Alan Redpath

Celebrando la Victoria

Josué 6:23
Ahora, Jericó estaba cerrada, bien cerrada, a causa de los hijos de Israel; nadie entraba ni salía.
Mas Jehová dijo a Josué: Mira, yo he entregado en tu mano a Jericó y a su rey, con sus varones de guerra.
Rodearéis, pues, la ciudad todos los hombres de guerra, yendo alrededor de la ciudad una vez; y esto haréis durante seis días.
Y siete sacerdotes llevarán siete bocinas de cuernos de carnero delante del arca; y al séptimo día daréis siete vueltas a la ciudad, y los sacerdotes tocarán las bocinas.
Y cuando toquen prolongadamente el cuerno de carnero, así que oigáis el sonido de la bocina, todo el pueblo gritará a gran voz, y el muro de la ciudad caerá; entonces subirá el pueblo, cada uno derecho hacia adelante.
Llamando, pues, Josué hijo de Nun a los sacerdotes, les dijo: Llevad el arca del pacto, y siete sacerdotes lleven bocinas de cuerno de carnero delante del arca de Jehová.
Y dijo al pueblo: Pasad, y rodead la ciudad; y los que están armados pasarán delante del arca de Jehová.
Y así que Josué hubo hablado al pueblo, los siete sacerdotes, llevando las siete bocinas de cuerno de carnero, pasaron delante del arca de Jehová, y tocaron las bocinas; y el arca del pacto de Jehová los seguía.
Y los hombres armados iban delante de los sacerdotes que tocaban las bocinas, y la retaguardia iba tras el arca, mientras las bocinas sonaban continuamente.
Y Josué mandó al pueblo, diciendo: Vosotros no gritaréis, ni se oirá vuestra voz, ni saldrá palabra de vuestra boca, hasta el día que yo os diga: Gritad; entonces gritaréis.
Así que él hizo que el arca de Jehová diera una vuelta alrededor de la ciudad, y volvieron luego al campamento, y allí pasaron la noche.
Y Josué se levantó de mañana, y los sacerdotes tomaron el arca de Jehová.
Y los siete sacerdotes, llevando las siete bocinas de cuerno de carnero, fueron delante del arca de Jehová, andando siempre y tocando las bocinas; y los hombres armados iban delante de ellos, y la retaguardia iba tras el arca de Jehová, mientras las bocinas tocaban continuamente.
Así dieron otra vuelta a la ciudad el segundo día, y volvieron al campamento; y de esta manera hicieron durante seis días.
Al séptimo día se levantaron al despuntar el alba, y dieron vuelta a la ciudad de la misma manera siete veces; solamente este día dieron vuelta alrededor de ella siete veces.
Y cuando los sacerdotes tocaron las bocinas la séptima vez, Josué dijo al pueblo: Gritad, porque Jehová os ha entregado la ciudad.
Y será la ciudad anatema a Jehová, con todas las cosas que están en ella; solamente Rahab la ramera vivirá, con todos los que estén en casa con ella, por cuanto escondió a los mensajeros que enviamos.
Pero vosotros guardaos del anatema; ni toquéis, ni toméis alguna cosa del anatema, no sea que hagáis anatema el campamento de Israel, y lo turbéis.
Más toda la plata y el oro, y los utensilios de bronce y de hierro, sean consagrados a Jehová, y entren en el tesoro de Jehová.
Entonces el pueblo gritó, y los sacerdotes tocaron las bocinas; y aconteció que cuando el pueblo hubo oído el sonido de la bocina, gritó con gran vocerío, y el muro se derrumbó. El pueblo subió luego a la ciudad, cada uno derecho hacia adelante, y la tomaron.
 —Joshua 6:1–20
Hemos estado estudiando los principios de como ser hechos libres del reino de satanás. La liberación viene siempre por medio de la sangre de la Cruz y a través del Cordero que fue inmolado. Así como fueron guiados los Israelitas a dejar su vida de esclavitud en Egipto, así nosotros hemos sido liberados del reino de satanás y guiados al reino de Dios.

Desafortunadamente, en nuestra vida Cristiana hemos sido divergidos, hemos reconocido ya, por mucho tiempo nuestro viaje a través del desierto, durante el cual hemos visto en cierta medida la presencia de Dios y Su victoria y también muchas derrotas y fracasos. Algunos han cruzado el Jordan, el lugar de unidad con Cristo en Su muerte y resurrección, en donde llegamos a entender que El está en nosotros para ser nuestra vida y nuestra victoria, y para suplir cada uno de nuestras necesidades.

Nos encontramos en el territorio de la redención. Pero el cristiano que atraviesa el desierto y entra en el terreno de plena salvación descubre para su asombro que inmediatamente tiene a Jericó delante de el. ¡Muchos cristianos han quedado perplejos por esta experiencia!

Nadie se imagine que existe un estado de gracia en el cual se encuentra completamente libre de todas las artimañas de satanás, que existe alguna experiencia que le habilita para acabar con toda la batalla que se tiene con el pecado y la tentación. La Palabra de Dios y la experiencia humana son opuestas a ese punto de vista, y cualquier hijo de Dios que ha basado su esperanza en esa clase de experiencia vivirá para ser destrozado y desilusionado. Pues descubrirá que, aun cuando a  tomado su lugar con Cristo en Su muerte y resurrección creyendo todos los días de su vida que Cristo es su Victoria, aun así delante de el se levanta un Jericó.

Satanás, que lo ató cuando se encontraba en Egipto y lo atacó en el desierto, viene con mayores fuerzas y con aun mas sutilezas cuando el hijo de Dios se encuentra a si mismo en el territorio de la bendición. ¿Ha tomado usted su lugar en la muerte de si mismo en la Cruz y en la vida resucitada con nuestro precioso Señor, y hoy está tomando su heredad, Cristo su victoria, pero se encuentra desconcertado al descubrir que justo en su paso se encuentra Jericó?

Para algunos, Jericó puede ser una fuerza que emana de dentro de su propia personalidad—alguna debilidad de temperamento o debilidad de carácter. La mayoría de nosotros sabemos que existe algún punto de debilidad en nuestra composición. Quizás sea algo que aprendimos cuando éramos niños, que nos ha seguido y a veces nos ha conquistado durante nuestra adolescencia y juventud y hasta nuestros años maduros. Cada uno sabe muy bien que hay un lugar en donde tiene que cuidarse de una manera muy especial—por que allí, esta Jericó.

Pudiera ser que el Jericó de su vida es algo que esta fuera de si mismo—quizás alguna situación imposible en su familia o en su vida de hogar. ¿Hay algo que parece que le esta impidiendo que haga lo que usted honestamente cree que es la voluntad de Dios? Una y otra vez, Dios le ha hablado, quizás, acerca de servirle a El en el campo misionero o en alguna esfera especial de oportunidad, y sin embargo entre usted y la voluntad de Dios existe un Jericó. Se mantiene allí semana tras semana y se burla de usted y lo deja perplejo, por que usted esta consiente todo el tiempo de que le esta estorbando para ser el hombre o mujer que usted anhela ser.

¿Como es que esta ciudad puede ser vencida? ¡Que espectáculo tan extraño debió haber sido para los habitantes de Jericó ver a los Israelitas rodear las grandes fortificaciones de la ciudad diariamente en absoluto silencio! El único sonido que llegaba a los muros era el sonido de las bocinas tocadas por los sacerdotes, quienes iban al frente de la procesión, con el Arca del Pacto en el centro, y el pueblo de Dios en fila detrás de ellos. Bien me puedo imaginar que el silencio del ejercito era roto solo por la burlas de la gente que los estaba viendo de detrás de los muros.


Los primeros versículos del capitulo 6 nos dicen, sin embargo, que aunque ellos abucheaban, los habitantes de Jericó habían sido apresados por el temor. Ellos habían observado algo acerca de los recursos espirituales de los invasores que les había causado que cayeran presas del pánico, aunque la táctica de rodear el muro pareciera ser algo estúpido y ridículo que iba más allá de las palabras. Aun en medio de todas las burlas había pavor del ejército que caminaba silenciosamente alrededor de los muros.

Para los Israelitas Jericó permanecía igual cuando regresaban a sus tiendas noche tras noche, y en el séptimo día, cuando rodearon el muro siete veces. Luego, al completar no menos de trece vueltas alrededor de Jericó, al mando de Josué las bocinas sonaron y el pueblo grito con gran griterío. El muro de Jericó se derrumbó, y cada uno entró derecho delante de el, todos convergiendo en el centro de la ciudad. En términos modernos, Jericó fue capturada sin un solo disparo.

¿Tiene eso alguna contraparte en la experiencia Cristiana? ¿Qué le enseña esto acerca de la forma en la que Dios libera a Su pueblo y acerca de la forma en la que El le puede dirigirlo a vencer el Jericó al que usted se enfrenta en su vida personal?

¿Como fue capturada esta ciudad? No fue subyugada por medios mecánicos o métodos humanos. “Por la fe cayeron los muros de Jericó después de rodearlos siete días,” dice el comentario inspirado en Hebreos 11:30.

Observe cuidadosamente conmigo una o dos cosas acerca de la fe que causó que esos muros se derrumbaran. Usted notará como fue probada la fe de los Israelitas. Trece veces caminaron alrededor de la ciudad, aunque no se les dio ninguna razón por la que lo debieran hacer. Toda la situación se le había explicado en gran detalle a Josué, y el sabía exactamente lo que Dios estaba haciendo, pero el pueblo no lo sabía; el les dio instrucciones solo para ese día. Supongo que mas grande dificultad que el pueblo tenia era permanecer callados—caminar alrededor en silencio. Pero al fin Josué les mando que gritaran, y a su grito de Victoria los muros se derrumbaron.

Note que la figura central de la procesión era el Arca del Pacto—es mencionada once veces en el capitulo. Este era el símbolo de la fe de los Israelitas. Ellos pudieron andar en silencio alrededor de la ciudad por que, aun cuando ellos nos sabían lo que Dios estaba haciendo, Dios estaba con ellos. El Arca los había; llevado a cruzar el Jordan; había sido el símbolo de sus experiencias pasadas con el poder de Dios. Si usted lee el capitulo descubrirá que en el versículo once nos dice el arca de Jehová dio una vuelta alrededor de la ciudad.” Si, Dios caminó alrededor de Jericó con los Israelitas trece veces antes de que la palabra fuera dada por el comandante. “Gritad,” dijo Josué, “porque Jehová os ha entregado la ciudad. En respuesta a ese grito, en respuesta al sonido de las bocinas, los muros se derrumbaron, y el pueblo pudo marchar sobre la ciudad victorioso.

¿Por que habían caminado trece veces alrededor de ese lugar en silencio? Yo sugiero que se necesitó todo ese tiempo para que todos se dieran cuenta que era claramente imposible para ellos capturar Jericó si Dios no estaba con ellos—trece oportunidades para ver bien de cerca al enemigo, hasta que se dieron cuenta de que ellos nos estaban a la altura de los que estaban detrás de los muros. Dios hizo a los Israelitas caminar alrededor de la gran fortificación hasta que dentro de ellos mismos murió toda esperanza de conquista al menos que Dios interviniera.

¿Existe una contraparte en nuestra experiencia? Usted esta conciente de que Dios lo a traído a través de su vida Cristiana y de que El se ha manifestado a si mismo en bendecirle, pero aun esta delante de usted ese Jericó que lo atormenta: el Jericó de su personalidad humana, o el Jericó que se encuentra afuera.

La mas grande dificultad en la vida Cristiana es llegar al punto en donde el cristiano está preparado para reconocer que todo esto es demasiado grande para el, y que el poder del enemigo es demasiado grande para el, y que si su Jericó se va a derrumbar, entonces, de alguna manera, Dios es el que lo va a hacer. Yo creo que antes de que Dios le confíe a cualquiera de Su pueblo una verdadera medida de poder espiritual, victoria, y bendición, El los trae a un lugar de donde ellos han observado Jericó por tanto tiempo que han llegado a ver que no hay absolutamente ninguna esperanza de conquistarla. Dios no espera nada más de nosotros que el fracaso, sin embargo pasamos años intentando hacernos a nosotros mismos algo más que un fracaso. Mientras nosotros pensemos que lo podemos hacer solos, los recursos omnipotentes de Dios en Jesucristo nuestro Señor resucitado no nos puede ayudar.

Otra de las más grandes pruebas en la experiencia Cristiana es la prueba del silencio. Como deseamos hablar acerca de nuestras dificultades a los demás, para lograr que  los cristianos nos ayuden con ellas en oración, para compartir nuestras cargas con un amigo. Que gran momento en la vida Cristiana cuando el alma llega a reconocer que nuestra expectación viene de Dios, cuando la verdad empieza a despertar en nosotros de que no se trata de lo que yo pueda lograr, sino de la victoria que yo obtengo de Dios en Cristo Jesús, quien murió y resucito para poder dármela.

Su Jericó estará delante de usted hasta que llegue un momento en su vida cuando usted entienda que Jericó es un regalo de Dios para usted en Cristo. La victoria sobre Jericó es suya para tomarla, pero Dios se la dará solo cuando usted llegue al punto en su experiencia Cristiana en donde reconoce delante de Su presencia que usted es completamente incapaz de tomarla por si mismo.

Pero, al pensar en estas sencillas lecciones de victoria, quiero mas especialmente dar a este texto su lugar apropiado en la revelación de la Palabra de Dios. Yo lo quitaría del estrecho ámbito de lo personal e individual, y le mostraría los tremendos Jericó que están delante del pueblo de Dios en general. Existe el Jericó del pecado. Existe el Jericó de la indiferencia. Existe el Jericó del materialismo. Existe el Jericó del paganismo. Peor que eso, existe el Jericó de cristianos desleales dentro de la Iglesia, de vidas no consagradas, de gente tan acostumbrada a que los pecadores se vayan al infierno que ya no les importa. Rodeando la Iglesia de Dios hoy y dentro de sus paredes hay interminables Jericó que parecen ser completamente inconquistables.

Quizás hemos estado cerca de estos Jericó muy seguido en nuestra experiencia. Hemos luchado contra ellos; hemos intentado usar este y aquel método. Hemos tratado de apalearlos con nuestras predicaciones, con nuestra publicidad, con nuestros esfuerzos y nuestras palabras, pero los Jericó siguen allí. Hemos llegado desesperados a la realización de que los Jericó que confrontan a la iglesia deberían seer tomados, y que solo una nueva visitación del cielo del poder de Dios en un avivamiento en el Espíritu Santo puede tocarlos. Me pregunto cuanto tiempo nosotros como Cristianos hemos intentado escalar los muros de estos Jericó sentándonos en comités y pensando en estos y aquellos métodos. Se nos olvida que Dios no quiere nuevos métodos; quiere hombres nuevos.

La carga de mi corazón es esta, que rodeándonos a través de todo el mundo se encuentran muchos Jericó en pie y se burlan de nuestros esfuerzos. Se ríen de nuestros débiles intentos por alcanzar al mundo en estos días para completar la tarea de evangelismo para que el Rey regrese. La Iglesia del Señor Jesucristo hoy, se encuentra en una situación desesperada; esta perdiendo terreno rápidamente. No estoy preocupado por lo que usted diga acerca del impacto hecho aquí y allá por el evangelio, le pido que examine su propia vida, vea alrededor de su propio circulo de compañerismo, y vuélvase hacia el cielo y diga, “Señor, somos absolutamente impotentes.”

¿Sabe usted que hay mas personas que no son salvas en el mundo hoy de las que jamás ha habido? ¿Sabe usted que hay 1,500 millones de personas que nunca han escuchado el evangelio? ¿Sabe usted que detrás de la Cortina de Hierro hombres y mujeres son masacrados por su fe en Jesús? ¿Sabe usted que treinta millones de personas mueren cada año—3,400 personas por hora pasan a la eternidad? No nos de temor enfrentar la verdad, de que al menos que Dios nos visite con Su poder soberano con un avivamiento en el Espíritu Santo la Iglesia de hoy está derrotada.

¿Como es que debemos lidiar con estos Jericó? Los Israelitas caminaron alrededor de Jericó trece veces y nunca dijeron una sola palabra—no les convenía. ¿Por qué? Por que la gente de Jericó estaba atemorizada por ellos. Permita que esta lección de Jericó suene en su corazón. A los Israelitas les convenía caminar alrededor de esos muros, hacer lo que Dios les había dicho que hicieran, y mantenerse en complete silencio, por que sabían que Dios estaba entre ellos y que el enemigo detrás de los muros de Jericó estaba paralizado por el temor.

En esas oraciones, para el hombre o mujer que discierne las cosas del Espíritu, he expuesto la tragedia del Cristianismo en el siglo 20. Por la falta de una evidencia real de lo sobrenatural en la Iglesia no podemos permanecer callados—tenemos que gritar. Tenemos que unirnos a los intereses comerciales que se ponen en línea en el radio para anunciar sus pastas de dientes y sus gomas de mascar, por que el hombre que grite más fuerte tendrá un mayor publico que lo escuche. El Señor no se encontraba en el viento, ni en el terremoto, ni en el fuego, sino en un suave murmullo. (BAD) Sin duda la Iglesia esta rotundamente equivocada al estar atacando la situación con métodos erróneos cuando tratamos de suplir una necesidad espiritual con recursos carnales. Es imposible lograr llevar acabo una tarea celestial usando las técnicas de Hollywood; será inevitable que fallemos.

¿Esta usted preparado, miembro de algún comité, a reevaluar el programa de su grupo en particular y descartarlo si este no viene de Dios? ¿Esta usted preparado para estar firme al lado de otros para poder dar a Dios la oportunidad de hablar y dirigir el cause de su testimonio? ¿Esta usted verdaderamente preparado para dar a Dios el derecho de cambiarlo, o ama usted tanto sus métodos y maneras de hacer las cosas que no se atreve a abandonarlos? La respuesta a su Jericó la encontrará de rodillas—y de ninguna otra forma. Esto no es inactividad o pasividad; es conectarse a si mismo en su debilidad y su impotencia con el poder omnipotente de Dios.

Cuando la gente espera en Dios y escuchan con atención para oír Su voz, y se esfuerzan en la oración, entonces el enemigo comienza a sentir miedo. Luego habrá aquellos aquí y allá que caerán bajo lo que el Antiguo Libro llama la convicción del pecado. Esto es lo que falta. Parece que en nuestros días nos imaginamos que nuestra religión es simplemente otra forma de entretenimiento.

¿Que tanto sabemos acerca de la verdadera convicción del pecado? Cuando esta penetra la conciencia del hombre y lo hace ver en donde se encuentra delante de Dios, déjeme decirle que no hay para el hombre otra relación que importe sino su relación con El. Todo lo demás se pierde en la insignificancia; somos quebrantados delante de Dios, esperamos la purificación y liberación y el ser llenos del poder del Espíritu Santo, si no sucede esto nuestro servicio está acabado.

¿Y que con aquellos que se deleitan en sembrar discordia entre los hermanos? ¿Que de aquellos que son mundanos? ¿Que de los que simplemente no les interesa? ¿Que de aquellos que nunca piensan en asistir a las reuniones de oración? ¿Alguna vez se ha puesto a pensar que el no orar, ante los ojos de Dios, es un gravísimo pecado que se encuentra en Sus hijos?
Nada puede tocar a este mundo como la convicción de pecado enviada del cielo, y Dios manda convicción al mundo en la medida en la que Dios manda convicción a la Iglesia. ¿Nos ha hecho El sentir convicción?

Pero debo volverme a una nota de victoria. Todo Jericó en el mundo caerá. Lo creo con todo mi corazón.

¿Como cayó Jericó? Hubo gritos; hubo el sonido de las bocinas o trompetas como dice la traducción en ingles. Escuche estas maravillosas palabras: “Porque el Señor mismo con voz de mando,. . . con trompeta de Dios” (I Tes. 4:16). ¡El mundo, con todo su pecado y toda su corrupción, se  derrumbará a la revelación de Jesucristo! “Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido. . . Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos;” (Ap. 21:2, 4). ¿Será que este día glorioso esta más cerca de lo que pensamos? ¿Será que el Señor este esperando que Su pueblo se quebrante y se arrepienta y humille, para que en esa condición puedan gritar por la venida de su Rey?

Puede ser de mañana, al despertar con el alba,
O cuando la luz del sol brille a través de las nubes,
Que Jesús venga en la plenitud de Su gloria,
A recibir de este mundo a los que “son Suyos.”

Puede ser al medio día, puede ser en el ocaso;
Puede ser quizás, en lo oscuro de la media noche,
Cuando la luz entre de lleno con llamaradas de gloria,
Y Jesús reciba a los que “son Suyos.”

¿O Señor Jesús, cuanto, cuanto tiempo
Hasta que podamos gritar esta alegre canción?
Cristo vuelve; ¡Aleluya! ¡Aleluya! Amen.

Vida  Cristiana Victoriosa: Estudios en el Libro de Josué 
Copyright © 2007 by the Redpath Family

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