jueves, 22 de marzo de 2012

La Forma en la Que Dios Habla

16 Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, 17 a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.

— 2 Timoteo 3:16-17


Primeramente y ante todo, Dios nos habla através de Su Palabra. Se nos dice en el Salmo 119:105, "Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino." 



Es innecesario decirlo, Dios nunca nos llevará en una dirección que sea contraria a lo que Su Palabra dice. Se nos recuerda en 2 Timoteo 3:16, " Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia." Así que abre la Palabra de Dios. Pasa tiempo en la Palabra de Dios. Confía en la Palabra de Dios, y la voluntad de Dios te será revelada.

Yo no soy alguien que pongo mi Biblia al viento y digo. “Señor, no conozco Tu voluntad acerca de este asunto, pero si esto es Tu voluntad, cualquiera que esta sea, permite que el viento sople y abra las paginas de mi Biblia al versículo en donde la podré encontrar.” Esto es tomar las escrituras fuera de contexto. Debemos leer libros enteros de la Biblia. Debemos obtener todo el consejo de Dios.

He encontrado que hay veces en los que simplemente leo la Biblia, y tiendo a conocer la mente de Dios y el corazón de Dios cuando tengo alguna decisión que tomar delante de mí. Es como que ni siquiera tengo que pensarlo, por que acabo de leer acerca de esto. Así que aplico estos versículos al hacer la decisión. Hay otras veces en las que encuentro que ciertos versículos parecen saltar de la página y me traen solaz o consuelo o claridad o dirección en el asunto.

Esa es la razón por la que debemos pasar tiempo leyendo la Palabra de Dios y estudiándola cuidadosamente. Es entonces cuando Dios nos mostrará  lo que es que El quiere que hagamos.


Copyright © 2012 by Harvest Ministries. All rights reserved. Translated into Spanish with permission from Harvest Ministries with Greg Laurie, PO Box 4000, Riverside, CA 92514.
Translation by Carlos Alvarado

jueves, 8 de marzo de 2012

Un Milagro Viviente


1 Así que, hermanos, cuando fui a vosotros para anunciaros el testimonio de Dios, no fui con excelencia de palabras o de sabiduría. 2 Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado.

— 1 Corintios 2:1-2


¿Alguna vez has pensado que si pudieras hacer Milagros para tus amistades no Cristianas que ellos se harían creyentes? Quizás hayas dicho alguna vez, “Si tan solo yo pudiera hacer un milagro, yo se que creerían inmediatamente.” 

No lo creo. Estoy seguro que seria asombroso. Probablemente los movería profundamente. Pero diez millones de señales y maravillas no harían que el mundo se volviera a Cristo. Cuando una persona cree en Jesús, es una acción del corazón — una acción de la voluntad la que se lleva acabo. 

Un milagro no será suficiente para convencer a alguien. Jesús resucitó a Lázaro de entre los muertos, y después, planearon matar a Jesús y a Lázaro. Juan 12 dice que cuando la multitud supo que Jesús estaba allí, fueron a la casa para verlo a El y también a Lázaro, el hombre a quien Jesús había resucitado de entre los muertos. Y luego los principales sacerdotes decidieron matar a Lázaro también. Pobre Lázaro. No fue suficiente que ya hubiera tenido que morir una vez, sino que ahora lo lideres religiosos querían matarlo. ¿Porque? Porque Lázaro era un milagro viviente. Tan solo su presencia era un testimonio del poder de Dios. 

¿Y sabes que? Tu eres un hombre o mujer que es un milagro viviente, si puedes hablar de como Dios ha cambiado tu vida y te ha transformado. Eres un(a) poderoso(a) representante de Jesucristo. Así que sélo. 

Nuestro Mensaje a un mundo perdido es que todos somos pecadores. Estamos separados de Dios. Pero de tal manera amó Dios al mundo que envió a Su Hijo unigénito a morir sobre la cruz por nuestros pecados y a pagar el precio por nosotros sobre esa cruz y a resucitar de entre los muertos. Eso es el evangelio. Solo proclámalo, y ve lo que Dios hará. 

Copyright © 2012 by Harvest Ministries. All rights reserved. Translated into Spanish with permission from Harvest Ministries with Greg Laurie, PO Box 4000, Riverside, CA 92514.
Translation by Carlos Alvarado

domingo, 4 de marzo de 2012

La Vida Cristiana Victoriosa Capitulo Diecisiete

Por Alan Redpath 


Viviendo a Toda Capacidad

Josué 17:18

14 Y los hijos de José hablaron a Josué, diciendo: ¿Por qué nos has dado por heredad una sola suerte y una sola parte, siendo nosotros un pueblo tan grande, y que Jehová nos ha bendecido hasta ahora?
15 Y Josué les respondió: Si sois pueblo tan grande, subid al bosque, y haceos desmontes allí en la tierra de los ferezeos y de los refaítas, ya que el monte de Efraín es estrecho para vosotros.
16 Y los hijos de José dijeron: No nos bastará a nosotros este monte; y todos los cananeos que habitan la tierra de la llanura, tienen carros herrados; los que están en Bet-seán y en sus aldeas, y los que están en el valle de Jezreel.
17 Entonces Josué respondió a la casa de José, a Efraín y a Manasés, diciendo: Tú eres gran pueblo, y tienes grande poder; no tendrás una sola parte,
18 sino que aquel monte será tuyo; pues aunque es bosque, tú lo desmontarás y lo poseerás hasta sus límites más lejanos; porque tú arrojarás al cananeo, aunque tenga carros herrados, y aunque sea fuerte. 

—Josué 17:14–18

Usted recordará que la ultima sección del libro de Josué, lidia con los principios de la posesión de la tierra de Canaán por los hijos de Israel. Nos habla de la repartición de la tierra entre las tribus, y la erección del tabernáculo en Silo, en el mismo corazón de la tierra, y se nombran las ciudades de refugio asignadas para el juicio del pecado. Existe mucho de provecho que podríamos aprender de esta repartición de la tierra. 

El tabernáculo fue puesto en el centro: Dios estaba en medio de Su pueblo, a Su alrededor se reunían todos a adorarlo—un recordatorio, que la persona misma de nuestro bendito Salvador es la que el cristiano adora. No adoramos a la Iglesia o a alguna ordenanza: adoramos a Dios. Nos reunimos domingo tras domingo en la presencia de nuestro Señor, “Porque,” dijo Él, “donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.” (Mateo 18:20). 

De nuevo, las tribus del pueblo de Israel fueron puestas alrededor del tabernáculo; la porción que cada una tenia en la tierra correspondía exactamente con la posición en la que habían sido puestos durante su peregrinar por el desierto. Cada tribu tenía su lugar y porción determinada, así como a cada uno de nosotros se le ha concedido gracia de acuerdo a la medida del don en Cristo. Si tan solo recordáramos siempre que la gracia es dada de acuerdo al don—no la gracia que sea igual al don de otra persona, para hacer lo que se espera que otra persona haga, sino gracia para el don que Dios ha dado a cada uno de nosotros. 

Sin embargo, me voy a limitar a llamar su atención a algunos principios que tienen que ver con la posesión de nuestra herencia en Cristo Jesús nuestro Señor, al aprender una lección de la experiencia de los hijos de José según se nos cuenta en el capitulo 17 del libro de Josué. 

En primer lugar, veremos la causa por la que se estaban quejando. En el versículo 14: “Los hijos de José hablaron a Josué, diciendo: ¿Por qué nos has dado por heredad una sola suerte y una sola parte, siendo nosotros un pueblo tan grande, y que Jehová nos ha bendecido hasta ahora?” Esta tribu se quejaba de que era un pueblo muy grande, y de que no habían recibido una porción de tierra digna de su grandeza. Hacían alarde de que sus bendiciones pasadas les daban el derecho a recibir un mayor galardón. Sugirieron que eran en realidad demasiado grandes para la porción tan pequeña de tierra que se les había dado. Querían mas espacio, querían espacio para poder estirarse, mas espacio para crecer y desarrollarse. Además, dijeron, como leemos en el versículo 16, que aun en la pequeña porción que se les había dado los cananeos habitaban en las llanuras y tenían carros herrados, que eran un obstáculo insuperable. El enemigo habitaría en la tierra. 

Ahora, desde luego que, los hijos de José estaban entre el pueblo que había cruzado el Jordán; habían compartido en la conquista de la tierra de Canaán. Eran la tribu de Josué; fue de la tribu de Efraín, el hijo de José, de donde venía Josué. De tal modo que ellos tenían asociaciones importantes, de las cuales estaban muy orgullosos. Así que, por sus asociaciones, se creían a si mismos un gran pueblo. Pero es aquí en donde el Santo Espíritu de Dios pone sobre ellos el reflector del cielo, los separa de todos los ejércitos del pueblo de Dios, y los evalúa de acuerdo a su propio valor. Se quejaron, “¡No tenemos suficiente lugar!” La verdad era que el enemigo estaba muy arraigado en el área que ellos tenían. 

El verdadero valor del cristiano no puede ser calculado en términos de su membresía en una comunidad cristiana. El Espíritu Santo lidia con cada uno de nosotros individualmente y muy de cerca. Usted puede viajar por el mundo y decir que es miembro de alguna iglesia u organización famosa, alguna asociación que le de a usted algún grado de respeto y hasta puede ser visto con asombro por algunas personas. Pero estas cosas no cuentan o cuentan muy poco delante del cielo. Cuando el Espíritu de Dios hace brillar Su luz sobre nuestras almas perdemos la aureola que nuestras asociaciones nos dan, y nos damos cuenta de que Dios esta lidiando con nosotros individualmente. La grandeza no tiene nada que ver con nuestras asociaciones en la iglesia. Tiene todo que ver con la fidelidad al Señor y la constante, persistente búsqueda de la santidad de vida. 

¡Cuan a menudo esta situación que enfrentaron los hijos de José se repite en nuestras vidas hoy! Los hijos de José no estaban conformes con su suerte; pensaban que no les daba suficiente campo para sus ejercer sus dones; querían una mayor esfera de servicio. Pero la verdad era que en la esfera que Dios les había dado aun estaba profundamente arraigado el enemigo. 

Su queja pudiera ser la misma—que usted no tiene suficiente campo para ejercer sus propias habilidades. ¿Esta constantemente en descontento con su suerte? ¿Se encuentra usted a menudo suspirando por mayor oportunidad para servir al Señor? ¿Esta su corazón fijo sobre algún campo misionero? Podría ser que el reflector de la Palabra de Dios le va a revelar que el enemigo aun se encuentra arraigado en su alma. Esperemos el Espíritu de Dios le revele que quizás usted no ha poseído la porción que Dios le ha dado. 

“Los canaanitas habitaran la tierra,” el enemigo ha sido desesperadamente persistente, y la verdad del asunto es que usted no lo puede echar fuera. Cuan a menudo ha dicho, “¡Si tan solo pudiera dejar este hogar! ¡Si tan solo fueran diferentes las circunstancias! Si tan solo pudiera cambiarme de este trabajo tan insignificante; no es lo suficientemente grande para mí. Yo valgo mucho mas que esta restringente y frustrante oportunidad que Dios me ha dado.” 

Al hablarle Dios el día de hoy, no se da cuenta usted de que el verdadero problema en su vida pudiera ser, no que no tenga suficiente campo para ejercer sus dones, ¿sino que no esta viviendo a toda capacidad en donde esta? Satanás esta aun compartiendo la tierra con usted. Quizás usted lo quiere dejar atrás y moverse a cosas mayores, pero este no es el método de Dios. Usted puede jalonear la correa tanto como quiera, pero el Espíritu de Dios lo va a detener y hará brillar el reflector de la Palabra de Dios sobre su vida. Él lo mantendrá en donde usted esta hasta que se haya ocupado en vivir a toda capacidad allí, hasta que—en el lugar en donde usted esta sirviendo, en la porción que por suerte Él le ha dado de acuerdo a la capacidad de su corazón por Cristo—el enemigo haya sido derrotado. 

Desde luego que usted puede hacer un lado la restricción de Dios; puede quitarse por así decirlo el freno de entre sus dientes, y no recibir la disciplina de Dios. Se puede sumergir en una esfera más grande; podría presentar su aplicación a la sociedad misionera, e ir a algún país lejano; pero al menos que viva a toda capacidad en la esfera en la que ahora se encuentra, usted estará condenado a la tragedia cuando llegue a donde vaya. El fin será una tragedia no solo para usted, sino también para otra gente si, sin saberlo su mesa directiva misionera, sin saberlo inclusive nadie más excepto Dios y usted, el enemigo en su corazón nunca haya sido vencido, y la bandera de la victoria nunca ha ondeado en su vida. 

Hay un reto aquí a vivir a toda capacidad, que surge de la queja de esta gente en esta porción de la Palabra de Dios. 

“Bueno,” alguien me dice, “Lo veo, y lo reconozco, pero ¿cómo es que todo esto se va a llevar acabo?” Permítame pedirle que se enfoque ahora en el llamado a la conquista personal. Por favor observe en el versículo 15, como fue que Josué lidió con esta queja: “Si sois pueblo tan grande”—no puedo sino pensar que ha de haber habido un poco de sarcasmo en lo que dijo—“Si ustedes dicen que son grandes, si piensan que son tan maravillosos, entonces hay mucha tierra sin ser ocupada en donde se encuentran ahora. Aun cuando son bosques,” dijo Josué, “córtenlos.” 

“Si,” respondieron los hijos de José, “todo eso esta muy bien, pero la verdad de las cosas es que aun cuando cortáramos esos árboles esa tierra no nos bastará. Ese monte no es suficiente—el enemigo habita en la llanura, y tiene carros herrados.” 

“Muy bien,” dijo Josué, “son un gran pueblo, ¿qué no? ¡Si tienen tanto poder, úsenlo! Ese monte será suyo—corten los árboles. La llanura ser suya”—en las palabras de Josué 17:18—“porque tú arrojarás al cananeo, aunque tenga carros herrados, y aunque sea fuerte.” 

¿Puede ver esta demoledora revelación? Podemos decir que tenemos grandes asociaciones; podemos declarar las aureolas de estas asociaciones y decir que somos parte de un gran pueblo. “Muy bien,” dice Dios. “Crees que eres grande; entonces echa fuera al enemigo. ¿Qué estas haciendo al respecto allí en donde estas, en la porción que se te ha dado?” El llamado de la Palabra es el constante, implacable, incesante llamado personal al conflicto y la conquista. “Corte la madera,” dice la Palabra de Dios. La fe debe dar contra la raíz misma del pecado; la Madera muerta debe desaparecer. Las aparentes imposibilidades que enfrentamos están solo para mostrar lo que Dios puede hacer como respuesta a nuestra fe, pues en nosotros se encuentra todo el poder de Su Espíritu que nos llena. 

El Señor les esta diciendo a algunos de ustedes que quizás estén buscando nuevas esferas y oportunidades y mayores puertas de servicio, “¿Y que con los árboles presentes en sus vidas que pudieran estar estorbando a su visión, que detienen su progreso, que le roban la victoria? ¡Córtelos!” ¿Ha permitido que la cruz de Cristo llegue hasta la raíz del pecado y la corrupción? ¿Le ha pedido al Señor que deje caer el hacha sobre la raíz de su vida misma? 

Todos reconocemos todas estas cosas que nos roban las bendiciones y nuestra victoria. El Señor dice, “Si son parte de un pueblo grande y poderoso, entonces usen ese poder y golpeen con el hacha de la Palabra sobre la raíz del pecado que existe en su vida.” Porque no existe una esfera más amplia de servicio y no hay mayor oportunidad que se nos pueda confiar sino hasta que aprendamos la lección. Deje de pedir mayores oportunidades hasta que haya hecho el trabajo en el lugar en el que Dios lo ha puesto. ¿Es su hogar mas dulce y amoroso y mas radiante porque usted es cristiano? Si no es así, entonces deje caer el hacha sobre la raíz del árbol y corte lo que sea que esta estorbando. ¡Eche fuera al enemigo! Porque si fallamos en la pequeña porción que se nos ha confiado Dios nunca podrá confiarnos cosas mayores. 

A la luz de la cruz, ¿No es verdad que el enemigo no tiene ningún derecho de morar en la tierra? ¿No es verdad que el derecho que el enemigo tenía sobre su vida le fue quitado en el calvario? ¿No es verdad que el pecado no tiene derecho a tener cabida en la vida de los hijos de Dios? ¿No es verdad que Satanás no tiene ningún poder en la presencia de la Omnipotencia? ¿No es verdad que por virtud de Su sangre y Su resurrección, Jesucristo esta comprometido a destruir completamente al enemigo? ¿No es cierto que al habitar en nosotros el poder del Espíritu Santo hay fuerzas para vencer cualquier tentación, gracia para soportar cualquier prueba, poder para vencer cualquier dificultad? 

Verdaderamente, gracias a Dios, somos un gran pueblo, no en el sentido en el que los hijos de José usaron la palabra, porque ellos pensaron que su grandeza se debía a su gran importancia, reputación, y asociaciones, sino porque en nuestros corazones y vidas están presentes el poder, la autoridad, y la soberanía de nuestro precioso Señor. Cuando por Su poder usted haya poseído su esfera presente y haya vencido al enemigo en donde usted se encuentra, entonces Él engrandecerá sus oportunidades. Con esa mayor oportunidad para servir vendrá también un mayor poder de Dios. Quizás la oportunidad limitada que Dios nos confía esta restringida porque solo hemos estado pidiendo un suministro limitado de gracia, porque hay gracia para igualar cualquier tarea que este dentro de la voluntad de Dios. 

Que el cristiano comience a pedir al Señor que agrande su capacidad para recibir a Jesús, y que haga esta la oración de su vida, “Oh Dios, hazme mas como mi Salvador.” Que el cristiano clame a Dios para que el Espíritu Santo incremente su capacidad, y pronto recubrirá que la medida de gracia incrementada merecerá entonces mayores oportunidades. ¿Puede usted ver este principio? Permítame recordarle que su capacidad para recibir más de Cristo no es incapaz de ser expandida. La capacidad para ser lleno de Cristo es elástica: esta crece con el pasar de los años. 

Recientemente estuve leyendo las memorias de Robert Murray McCheyne, ese gran hombre de Dios que pasó a la Gloria cuando solo tenía treinta años de edad y dejó detrás de él una tremenda historia de ministerio y servicio. En su propia vida de oración McCheyne oró, “Señor Jesucristo, que mi corazón y mi mente crezcan juntos como hermanos, dependiendo siempre el uno del otro. Permite que la capacidad de mi corazón y el entendimiento de mi mente incrementen con el paso de los años.” Esto es benditamente verdadero en la experiencia cristiana. Algunas personas dicen que son llenos del Espíritu de Dios. Mis amigos, esa es una bendita verdad, y mi esperanza es que todos nosotros lo podamos decirlo con sinceridad, pero somos llenos solo hasta donde llega nuestra capacidad. Siempre hay mas de Su plenitud con el pasar de los años, y usted nunca llegará a las profundidades del océano de Su gracia y poder. 

Si, su capacidad para recibir mas gracia puede crecer, y cuando la gracia incrementa, su corazón se expande, y entonces Dios le podrá confiar una mayor esfera de oportunidad. Algunos se quejan de la porción que les ha tocado y dicen que son demasiado grandes para el trabajo tan pequeño que Dios les ha dado para hacer. Quieren cosas más grandes. Mis amigos, Dios los mantendrá en donde ustedes están hasta que hayan aprendido a recibir mayor poder y gracia. Y entre mas gracia, mas expansión de corazón, mas amor, mas fruto del Espíritu Santo manifestado en su vida, mas grandes y maravillosas y mas eficaces serán las puertas de servicio que se abrirán para usted. 

Si alguien me pregunta, “¿Cómo es que mi corazón se expande para recibir mas y mas de Jesús?” Mi respuesta es esta: La capacidad para recibir la gracia de Dios y la plenitud del Espíritu Santo se mide por el carácter de su obediencia y su fe. Si usted quiere más de Él, entonces corte toda la madera muerta. Deshágase de lo que le roba la victoria, y la gracia será derramada en su vida. 

Porque entre mas grande sea la obediencia, mas grande será la disciplina, mas grande será la fe, mas plena y completa será su lealtad a nuestro precioso Señor, mas se expandirá su corazón para recibir mas de Jesús. La vida con esa capacidad no tiene límites; usted crecerá en ella, hasta que haya veces en las que va a sentir que va a reventar—pero eso no pasará. Porque al seguir y seguir con el Señor Jesucristo y al obedecerlo hoy hasta el tope, entonces mañana habrá un engrandecimiento del corazón y habrá un avance en su obediencia. Esa es la vida cristiana. 

¡Obedezca a Dios en todo hoy! ¡Eche fuera al enemigo! Deje caer el hacha sobre la raíz del árbol, y su capacidad para recibir mas de Cristo crecerá mañana. El alma del cristiano esta siempre creciendo o encogiéndose; nunca permanente igual. O crece en su capacidad para la vida porque obedece y esta determinada a dejar caer el hacha sobre la raíz del pecado, o se marchita hasta que la experiencia cristiana se pierde tras el frío muro de hierro de la doctrina y el dogma. 

Hay una paradoja maravillosa que usted descubrirá que es siempre cierta. Nótela mientras usted ve la vida de otras personas y mejor que todo, al examinar la suya propia. Aquel en la vida de quien la gracia crece, al mismo tiempo será mas pequeño en si mismo. Ya no se le nota tanto; se ve al Señor en él. Pero aquel que rechaza el camino de la obediencia y la disciplina, que no deja caer el hacha sobre la raíz del pecado en su propia vida, que se rehusa a tener una completa lealtad al Señor, se hace mas pequeño espiritualmente; su capacidad para la vida se marchita, y la gracia de Dios en el se manifiesta menos y menos. En lo único que crece es en la auto-estima. 

¡Mire al cristiano crecer! ¡Mírese a si mismo crecer! Si no enfrentamos en nuestras propias vidas las verdaderas implicaciones de este mensaje, nos marchitaremos espiritualmente. El crecimiento cristiano depende de si nos expandimos espiritualmente, para así poder recibir más gracia, de tal manera que el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo nos confíen una mayor esfera de servicio, oportunidad y testimonio.